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Albert Serra (Bañolas, Girona, 1975) desdeñó la pequeña polémica causada por la inclusión en la sección oficial de 'Tardes de soledad' el día de su presentación. Apenas una decena de animalistas convocados por el PACMA y Podemos Euskadi se manifestaron en el exterior del Kursaal durante la proyección de su documental, en el que sigue durante tres años al actual número uno del escalafón taurino, Andrés Roca Rey. La primera vez que el director catalán compite por la Concha de Oro la gana. Un galardón a sumar al Leopardo de Oro que consiguió en Locarno por 'Història de la meva mort' y el Premio del Jurado en Cannes por 'Liberté'.
Aupado por la crítica y los festivales internacionales, venerado en Francia e ignorado por el público español, Serra proporciona argumentos a taurinos y antitaurinos. Sigue a Roca Rey en la intimidad de su habitación de hotel y en los traslados a la plaza en furgoneta junto a su cuadrilla. Rodó 14 corridas en plazas como Las Ventas, Maestranza y Vista Alegre, de las que escogió seis toros que el diestro mata a lo largo de dos horas.
La cámara se mantiene pegada al torero sin que nunca se vea al público en el tendido. El sonido es esencial. Escuchamos los bramidos del animal, la respiración del diestro, los consejos de la cuadrilla. Nunca se ha filmado de una manera tan inmersiva la tauromaquia. Habrá quien aparte la vista cuando la espada penetre en la carne en la última suerte y Serra se detenga en la agonía del toro hasta que es arrastrado por las mulillas. La gran suerte del director ha sido contar con un maestro carismático como Roca Rey, siempre concentrado, obsesivo, callado, atormentado.
Muchos esperaban un documental antitaurino, pero el director de 'Honor de cavalleria' reconoció su «fascinación por el valor y el compromiso» de quien se juega la vida cada tarde. Siempre provocador, Serra ha alabado la relevancia artística de la lidia. Si hace más de diez años que el Parlamento de Cataluña prohibió las corridas de toros, su director más internacional las reivindica. ¿Pasarán ahora a verle como un director menos afrancesado? «El tema es el que es y la película profundiza en él», contaba al recibir el Premio Feroz de la crítica pocas horas antes del palmarés. «Soy amante de la cultura española como el que más. No hay ninguna contradicción, lo que pasa es que, al principio, el cine de autor que yo hacía tuvo más reconocimiento en Francia, pero ya no lo veo así».
El premio de interpretación de la 72 edición del Zinemaldia ha recaído en la vitoriana Patricia López Arnaiz por 'Los destellos', de Pilar Palomero, en la que interpreta a una mujer que regresa junto al hombre que amó y del que se separó hace quince años para cuidarle en sus últimos días antes de morir. La ganadora del Goya por 'Ane' comunica el dolor y la humanidad de una madre que, empujada por su hija, devuelve a su vida a su ex para que no muera solo como un perro. Un contenido Antonio de la Torre y la protagonista de '20.000 especies de abejas', siempre en la piel de mujeres decididas pero vulnerables, serán, sin duda, una presencia fija en todos los premios de interpretación esta temporada.
La actriz expresó en su discurso de agradecimiento «el recordatorio de la finitud que hace la película, que nos recuerda que debemos ser más conscientes del milagro de estar aquí ahora mismo». Expresó su admiración por la realizadora, Pilar Palomero, «una gran directora de actores y actrices», y dedicó el galardón «a mi familia adorada».
El Premio Especial del Jurado ha sido para la producción estadounidense 'The Last Showgirl', de la directora Gia Coppola, nieta de Francis. Un cariñoso y crepuscular retrato de una bailarina de Las Vegas de retirada, que ha resucitado la carrera de su actriz protagonista, Pamela Anderson. El premio ex-aequo a la dirección ha correspondido a la portuguesa Laura Carreira, que en 'On Falling' dibuja el infierno laboral de un almacén de Amazon, y al vallisoletano Pedro Martín-Calero, que en 'El llanto' narra una original historia de fantasmas a lo largo del tiempo y en dos continentes al tiempo que denuncia la maldición heredada de la violencia machista. Detrás tiene a Rodrigo Sorogoyen como productor y a la guionista habitual de este, Isabel Peña.
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