Vuelve la Tuna, por fin

Debo confesar que de entre todas las muestras de afecto que he recibido a lo largo de mi vida, muchas de ellas inmerecidas, seguro, una de las más entrañables y de más valor para mí, fue la que hace ya unos años, en 2018, se materializó en amadrinar la Tuna de la Universidad de León, un verdadero honor del que disfruté especialmente entonces y que me ha permitido mantener el contacto con los tunos leoneses que con su ilusión y compromiso- y no poco esfuerzo- llevan a buen puerto este importante Certamen. Mi cariño para todos ellos.

Este año le corresponde el papel de madrina a Elena Bollo a quien felicito sinceramente desde estas líneas en la seguridad de que disfrutará absolutamente de todos los actos que con tanta dedicación han preparado nuestros tunos durante meses. Y es que, puestas a ser madrinas, nada mejor que serlo de la Tuna, y más aún si se trata de la Tuna de nuestra querida Universidad de León, institución de la que, en muchas oportunidades, he dicho que me siento tremendamente orgullosa porque la considero uno de los valores más absolutos que tenemos, que cualifica a esta provincia permitiendo, entre otras cosas, que nuestros jóvenes cursen aquí sus estudios universitarios.

Porque a través de los siglos se ha ido elaborando un universo de conocimientos con cuya transmisión se busca dar nacimiento a un nuevo tipo de sociedad para la que la Universitas- acuñada a partir del adjetivo latino universus-a–um, («todo», «entero» o «universal»)- generadora del saber, adquiere el carácter de «alma mater», asumiendo en el plano intelectual ese papel protector que facilita a quienes nos integramos en ella crecer interiormente y alimentarnos de ciencia y saber. En definitiva, el paso por la Universidad debe hacernos mejores, porque además de facilitar una formación profesional, por encima de eso la Institución universitaria debe generar hombres y mujeres capaces de concebir ideales y de gobernar con sustantividad sus propias vidas a partir de valores y principios que ayuden también a mejorar la vida de todos.

Y no hay Universidad que se precie de tal que no tenga su propia Tuna, que se identifica con un grupo de jóvenes estudiantes- y no tan jóvenes- que, con trajes de corte antiguo y pintoresco, se dedican a cantar y tañer instrumentos en todo tipo de celebraciones para divertirse y divertirnos y, por qué no, para allegar algo de dinero a sus bolsillos que les permita llevar un estilo de vida que la tradición definía como «guasón y apicarado».

Por eso la Universidad de León la tiene o, mejor aún, las tiene, -no olvidemos la Tuna femenina y Cuarentuna- y por ello debe poner empeño en cuidar de quienes por amor a ella la representan como verdaderos embajadores. Porque la Tuna que ha sido capaz durante muchísimos años de lucir el nombre de León y su Institución universitaria en numerosas reuniones y certámenes, tanto nacionales como internacionales, y lo ha hecho a través de una música que, cuajada de los sonidos de guitarras, salterios, bandurrias, flautas, flautines, triángulos, castañuelas y panderos, tiene, como la propia Universidad, un cariz universal que engarza en el corazón de quienes el próximo día 29 de octubre abarrotaran el Auditorio. Creo verdaderamente que la Tuna de la Universidad de León con su quehacer promueve más allá de los muros académicos la proyección social de nuestra Universidad, asumiendo con ello funciones de representación «hermanadora» con otras ciudades y Centros docentes.

En este año 2022 serán seis las Tunas invitadas al Certamen: la Tuna femenina de la Universidad de León, la Tuna de Magisterio de Cáceres, la Cuarentuna de la Universidad de León, la Tuna de la Escuela Politécnica Superior de Jaén, la Tuna de Economía y Empresa de Murcia y dejo para el final la de mi «alma mater», la Tuna de la Universidad de Alcalá, que me permitirá durante el fin de semana aunar mi realidad actual y mis raíces: León y Alcalá y sus dos Universidades.

Para todos los que formamos la comunidad universitaria leonesa, el color verde de la beca que llevan los tunos leoneses, simboliza el color de la bandera de nuestra Universidad que han paseado por todo tipo de eventos, certámenes, rondas, y alguna que otra juerga por el Húmedo leones (que la Tuna es la Tuna), cosechando merecidos premios que nos hacen estar muy orgullosos de ella y que les garantizan el apoyo de todos los leoneses. Y de entre todos los reconocimientos, para esta alcalaína de corazón leonés, y por el vínculo que tiene con mis orígenes, el que me hace más ilusión es el que la reconoce como la «Tuna más Cervantina», nombramiento que aglutina también en nuestros tunos los dos lugares entre los que se reparte mi corazón.