Mis abuelos paternos procedían de la montaña leonesa, de la alta, la de verdad, de los dos últimos pueblos antes de llegar al puerto de Vegarada justo donde nace el mágico río Curueño. Dicen que nacer al abrigo de las hoces por donde transcurre el ... río marca el carácter y la forma de ser de esas gentes que plasmó magníficamente Jesús Fernández Santos en los Bravos o Antonio Martínez Llamas en la Dama de Arintero.

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Ya saben que Viggo Mortesen tras recorrer varias localidades preparando su personaje para la superproducción cinematográfica de 'Alatriste', apareció en la ribera del Curueño, concretamente en Valdeteja, y tras ver cómo pensaban y actuaban sus habitantes, decidió que el capitán Diego Alatriste y Tenorio, héroe de los tercios de Flandes y mercenario a sueldo de quien quiera alquilar su espada, tenía que ser de allí, de la alta montaña leonesa, del Cierzo.

La vida y sus circunstancias hicieron que mis abuelos se fueran a Madrid, concretamente al barrio de Chamberí, donde nacieron mi tío Maxi y mi padre. Allí, en la capital, montaron un negocio de hostelería que les fue bastante bien.

Pero los de León también tenemos morriña, que no solo va a ser cosa de gallegos, y los que hemos vivido fuera siempre hemos tenido en la mente la vuelta, y el que diga lo contrario miente. Mis abuelos consiguieron volver a León a finales de los años cuarenta. Cogieron el traspaso de un bar en la calle Renueva, La Perla Vasca, justo al lado de la estación de Matallana, ahora la de FEVE.

El tren de Matallana, o de la FEVE, fue siempre nuestro mejor cliente, revolucionó la montaña y a sus gentes, ya que les ofrecía la oportunidad de venir a la capital para realizar cualquier gestión, comprar, o simplemente disfrutar de sus ferias, pero sobre todo les comunicaba con el mundo.

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Durante muchos años el tren de la FEVE ha sido el tren de la vida para una comarca castigada y olvidada, y ha sido la única vía por donde respiraban muchos pueblos. Mi casa está a cien metros de la FEVE, la emisora de radio está en la misma calle y, curiosamente, todas las efemérides radiofónicas las hemos celebrado en ESPACIO VÍAS, sus antiguas naves. Si ha habido algo verdaderamente injusto en el tiempo ha sido siempre el continuo mal trato con la FEVE, siendo el primero en hacer las cosas mal aquel político leonés, con muy buenos cargos, pero con poco talento.

El escándalo de los trenes y de los túneles que ahora ocupa portadas, a nosotros nos debería sonar a viejo, recuerden que hace unos cuantos años se compraron trenes para estas vías, trenes que luego no sirvieron y se tuvieron que vender a Sudamérica. Nadie dimitió ni nadie asumió responsabilidades, ni siquiera se hizo el intento de encasquetar el marrón a aquel que engrasaba el cambio de agujas en las vías y que en ese momento pasaba por allí.

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Si el AVE es sinónimo de prosperidad, modernidad y, sobre todo, la mayor herramienta para fijar población, el tren de la FEVE para la montaña es mucho más. El gobierno se olvida de nosotros y premia a Asturias y Santander, mientras los diputados leoneses del mismo partido silban con partitura. Decía Alfonso Guerra que «el que se mueve no sale en la foto», y nunca mejor dicho.

Me quedo con la duda de si no hemos salido porque no sabían que existimos o simplemente porque somos irrelevantes. Pero que no se les olvide que, si la montaña muere, España perdida es.

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