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No es la primera vez que en estas líneas les he hablado de ejemplaridad, tema de tal importancia que estoy segura de que me van a perdonar que vuelva a las andadas.
Ya dije hace algún tiempo que esa ejemplaridad, adornada de coherencia, de rectitud, de humildad y de decencia, debe enmarcar el comportamiento de cualquiera que se dedique a la esfera pública como garantía para lograr la credibilidad y la confianza que debe proyectar hacia los demás. Por desgracia no siempre es así, y si acotamos la ejemplaridad al mundo de la política, muchos no saldrían muy bien parados. Precisamente por eso hay que fijarse en quienes demuestra esta cualidad y desear que expandan sus esporas y proliferen, eso sí, en un campo poco abonado para ello.
Hablemos ahora también del esfuerzo, y personalicemos esa ejemplaridad en una mujer que ha derrochado ambos durante casi ocho años y si, aunque pueda sorprenderles, lo ha hecho en el ámbito político y más en concreto en la política local leonesa que con su buen hacer ha plagado de ilusión, de empatía, de entusiasmo, de compromiso, de preocupación por los demás y de la responsabilidad exigible a quienes, por haber sido elegidos por todos nosotros, tienen el deber moral de mejorar nuestra convivencia.
Se trata de una mujer que, seguramente sin proponérselo, ha estado y está en boca de todos por su dedicación a los leoneses y, en particular, a las causas mas nobles y a quienes más la han necesitado y la necesitan, y que no ha dado jamás un paso atrás para estar presente y ayudar en lo que ha podido (que siempre algo se puede ayudar).
Desvelo el misterio, aunque sé que a estas alturas muchos de ustedes saben de quien estoy hablando. Me refiero, claro que si, a Aurora Baza. Un dechado de ejemplaridad en la vida política que ha conseguido dignificar su cargo y granjearse la admiración y el respeto, además del profundo cariño, de todos los que hemos coincido con ella y la hemos visto trabajar y darse a los demás, o mejor, multiplicarse a los demás dejándose la piel.
Querida Aurora, necesitamos gente como tú, y la necesitamos con urgencia para recuperar la confianza de los ciudadanos en la labor política ejercida desde la generosidad y el compromiso, desde la empatía y la decencia, desde ese esfuerzo y desde esa ejemplaridad de la que estamos tan faltos y que tu representas como nadie.
Tu labor a lo largo de estos dos mandatos se reconoce por la gente de la calle, como lo demuestra las muchas veces en las que he sido testigo de cómo te paran para agradecerte tu simpatía, tu compromiso y tus desvelos. Si todo es como tiene que ser (y suele serlo) estoy segura de que el futuro volverá a brindarte la oportunidad de trabajar para todos los leoneses. Ojalá tengamos esa suerte.
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