El diario francés 'Liberation' dedicaba el viernes pasado una información a demostrar a sus lectores que la fotografía tomada en Ceuta en la que un guardia civil rescataba a un bebé de las aguas era cierta. Esa imagen tremenda, en la que el agente sujetaba ... al niño entre sus manos mientras se ayudaba con un salvavidas, ha dado la vuelta al mundo pero en el país galo las redes sociales la habían declarado falsa. Para los internautas franceses se trataba de un montaje o de una imagen antigua que los 'medias' querían colar para dar más dramatismo a la crisis de la frontera hispanomarroquí. Es una desviación interesante del trabajo de los periodistas dedicados a cazar 'fake news'. Ya no se trata de demostrar la falsedad de algunas informaciones. También hay que atestiguar la veracidad de las auténticas. Independientemente del chovinismo que se puede esconder tras las dudas del otro lado de la frontera, el hecho recuerda que el pacto con el lector está basado en la verdad. Y que, en estos tiempos confusos, todos los esfuerzos son pocos para que el periodismo se defienda.
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