Lo que sucede conviene

Un liderazgo aceptado desde la responsabilidad y el sentido de Estado que imponen trabajar por España en un momento en el que nuestro país realmente lo necesita. Por ello, el Presidente de la Xunta ha asumido el reto- por cierto, nada cómodo- que supone aceptar la presidencia del Partido Popular, del de siempre, un partido que, como en muchas ocasiones anteriores y no tardando, está llamado a gobernar; y lo hará en una época bien difícil.

Que España necesita cambios es un clamor en la calle, y para esos cambios el PP es el mejor instrumento- si no el único- porque garantiza una experiencia en el gobierno y en la gestión de los intereses comunes de la que otros carecen, desde la convicción absoluta de que la defensa de esos intereses y de los de la nación española hay que anteponerla a todo, con la razonabilidad que infunden los valores y sin un ápice de sectarismo.

En Sevilla se ha afrontado el objetivo de demostrar a los españoles que otra forma de hacer las cosas es posible, con altura de miras, poniendo las necesidades de los ciudadanos en el centro de la apuesta política, lo que nos convertirá en una verdadera alternativa de gobierno desde la responsabilidad, la madurez y el sosiego pero, sobre todo, desde la determinación que supone saber que las cosas pueden hacerse mejor, mucho mejor.

Hay que abordar los problemas reales de la gente, que son muchos y variados, y darles respuesta sin engatusarles con medidas poco efectivas que siguen dejándonos a todos sin aliento y, lo peor, que no resuelven la desazón de millones de españoles que solo tienen el legítimo afán de les dejen vivir en paz y tranquilos, sacando a sus familias adelante, creando país, el gran país que somos.

En este contexto de dificultad hay que convencer. El PP, de la mano de Núñez Feijóo, debe convertirse en el partido de todos, que la gente haga suyo como propio, con el que se identifiquen la mayoría de los españoles. Esa es la meta.

Y para ese fin hay que contar con los mejores, gente seria y capaz, que haya demostrado sobradamente su valía, con solidez suficiente para que los españoles puedan recuperar un gobierno en el que confiar y que tenga un rumbo claro, un gobierno que arregle los problemas de la gente. Ese es el compromiso.