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De Riaño al Sipam

De Riaño al Sipam

Resulta evidente que, contra muchos y muy enconados pronósticos, el nuevo pueblo de Riaño se ha quedado pequeño y que fue un acierto su impulso y construcción

Miércoles, 16 de noviembre 2022, 11:08

Durante el pasado mes de julio fue noticia que Riaño se planteara tomar agua del embalse para abastecer el consumo humano. La razón principal, según el alcalde, Fernando Moreno, era que «ahora somos un lugar de referencia en cuanto al turismo en esta montaña y ... nos visitan miles de personas todos los fines de semana», aunque esta causa apenas tenía relevancia en la información. Ya en el mes de febrero una carta al director firmada por Jorge Escanciano, titulada «El precio de vivir aquí», avisaba de que «Riaño morirá de éxito» porque, ante la extraordinaria demanda de pisos turísticos, no existen viviendas de alquiler normal para quienes quieren trabajar y vivir durante todo el año: «se dan casos de gente que ha conseguido un puesto de trabajo en Riaño y han acabado rechazándolo por no tener dónde vivir. Es el caso por ejemplo de un carnicero o de una empleada de la oficina de turismo…», sostenía el firmante.

Resulta evidente que, contra muchos y muy enconados pronósticos, el nuevo pueblo de Riaño se ha quedado pequeño y que fue un acierto su impulso y construcción. Los que tuvimos la responsabilidad de llevarlo a cabo desde la Gerencia Urbanística que lo promovió (1985-1991), dependiente de la Diputación Provincial, estábamos convencidos de que era necesario y posible. Porque la montaña oriental leonesa necesitaba seguir contando con una cabecera comarcal donde ubicar servicios esenciales como el Centro de Salud y el Colegio Rural Agrupado (entonces Centro de EGB), Guardia Civil o Farmacia, entre otras. También porque el cerro de Valcayo reunía las condiciones inmejorables para ubicar una población dedicada esencialmente a los servicios y al turismo en sus múltiples variantes. Finalmente porque habría riañeses dispuestos a invertir el dinero procedente de las indemnizaciones y sacar adelante el pueblo. Ahora hemos sabido que los ayuntamientos de Boñar y Puebla de Lillo tienen proyectos para aprovechar turísticamente el embalse del Porma. Es probable que el éxito de Riaño esté siendo un ejemplo para ellos, especialmente desde que en 2019 fue proclamado Mejor Pueblo de España por los oyentes de la Cadena Ser.

La promoción del nuevo Riaño se enfrentó con muchos intereses adversos en Valladolid, en León, en los ayuntamientos de la zona y hasta en la propia corporación municipal riañesa de aquellos años, que no creía en el nuevo pueblo. A título de ejemplo recordaré que puso a todas las calles el sarcástico nombre de Buenos Aires. O que se negó a citar y regular el mercadillo semanal —una seña indiscutible de cabecera comarcal— en los días que dejaban libres Cistierna, Cangas de Onís y Potes. Todavía muchos vivían bajo el síndrome del relato dominante. Algo que no se ha acabado, aunque ya se escriban artículos tan clarificadores y honestos como el del profesor Ángel Alonso Álvarez «Embalse del Porma: otra mirada».

Lo cierto es que sí hubo bastantes riañeses dispuestos a subir a Valcayo, a comprar las parcelas, a edificar sus viviendas y a abrir sus negocios. En definitiva, a habitar y a dar vida al nuevo pueblo. Han pasado más de treinta años y ya no cabe ninguna duda de que lo consiguieron, como se demuestra con el éxito turístico de Riaño y los nuevos problemas que conlleva para las generaciones que ahora sostienen el peso de la economía riañesa.

Durante esta ya larga etapa han tenido algunos contratiempos, como la gigantesca chapuza jurídica y ambiental de la Junta de Castilla y León que llevó al fracaso a la pequeña estación de esquí proyectada por iniciativa privada en Llánaves de la Reina (Boca de Huérgano). Dado que sería la más alta de la provincia (2.002 metros) tenía la nieve garantizada y habría supuesto un complemento turístico invernal extraordinario para toda la montaña oriental. Sin embargo el empecinamiento del gobierno autonómico en ampliarla con terrenos palentinos pertenecientes al Parque Nacional de Fuentes Carrionas dio lugar a que los tribunales declararan la inviabilidad del proyecto por estar incurso en fraude de ley. Con anterioridad la Junta de Castilla y León practicó el máximo obstruccionismo para impedir que, desde la Gerencia Urbanística, repobláramos el embalse con cangrejo señal, en sustitución del desaparecido cangrejo autóctono. La propia Junta lo estaba haciendo en Soria y lo ha convertido en una fuente importante de ingresos para aquella provincia así como en Burgos y Palencia. La misma administración autonómica tuvo en un momento dado la absurda idea de suprimir el colegio rural agrupado y concentrar a los escolares en Cistierna. Afortunadamente la realidad de la montaña, las carreteras y el clima les hizo desistir de una idea tan peregrina, nunca mejor dicho.

La oportunidad del Sipam

Hace unos días hemos conocido que la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) ha designado a la totalidad de la montaña leonesa Sistema Importante del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM), un reconocimiento que, en palabras del Presidente de la Diputación, Eduardo Morán, «marcará un antes y un después (…) porque abre la puerta a un turismo mundial sin precedentes». Lo cierto es que toda la montaña leonesa ha sufrido una despoblación importantísima desde la segunda mitad del siglo XX porque la agricultura y ganadería de subsistencia no permitían mantener el contingente de habitantes de otros tiempos. Además recientemente el cierre de la minería de carbón, ubicada toda ella en zonas de montaña, ha supuesto un nuevo trauma para algunas de estas comarcas leonesas que durante los últimos cien años se asentaron sobre la actividad minera como su principal sustento económico. Por ello el reconocimiento de SIPAM, logrado gracias al fundamental trabajo de Juan Prieto Gómez, supone una ocasión y un acicate que deben aprovechar la Diputación, los ayuntamientos y los grupos de acción local de esas comarcas de montaña. Por lo que vamos sabiendo, la declaración de SIPAM pone especial énfasis en el turismo y en la producción agroalimentaria con numerosos productos de alta calidad y producción artesanal que tienen un amplio margen de crecimiento. También debe ponerse de relieve que la máxima protección frente a los incendios forestales –incrementados por el cambio climático – exige fomentar y subvencionar la ganadería extensiva de vacuno, ovino, caprino y equino. En definitiva, la mayor garantía para evitar que en verano arda la biomasa acumulada durante nueve meses en nuestras montañas es que haya sido aprovechada por los rebaños como se hacía cuando la montaña estaba habitada. Esa biomasa transformada en proteínas es la mejor fuente de riqueza de las montañas de León.

La declaración de Sipam constituye una ocasión para elaborar planes de futuro por comarca y por ayuntamiento con el apoyo de la Diputación Provincial y demás administraciones. El ejemplo de Riaño, con su capacidad para reinventarse y aprovechar las oportunidades contra todos los pronósticos, constituye un contrapunto en el panorama general. Por eso puede servir de inspiración al resto de la montaña leonesa.

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