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Se dice que los grandes conocedores de la noche descansan siempre en dos fechas señaladas (tres si eres de León, por lo del Genaro). Nochevieja, Jueves Santo y la noche de Reyes.
Las dos primeras convierten a cualquier ciudad en un auténtico desastre medioambiental, que ... hasta los vencejos huyen al día siguiente al ver los restos del naufragio cuando aparecen los primeros rayos del sol.
Y la noche de Reyes, de siempre es sabido que no se puede salir porque, si te los encuentras, al día siguiente no habrá regalos.
En mi casa somos de los Reyes, y con permiso del señor Ortiz, me veo en la obligación y el deber de utilizar esta columna como defensa de los tres Reyes Magos de Oriente ante el avance descontrolado de ese que algunos llaman Santa.
El Auto de los Reyes es la obra teatral más antigua en lengua castellana y Menéndez Pidal fijó la fecha de su creación a mediados del siglo XII ¡Casi nada! Lo mismo que la del refresco de Cola.
Estos días, cuando paseo con mi hijo Dimas, son muchas las personas que nos preguntan qué es lo que nos ha traído Papá Noel. Y siempre respondemos lo mismo: nada, porque somos de los Reyes.
La moda del tipo del trineo, más bien fuerte, que al principio iba de verde y luego decidió cambiarse al rojo, y cuyo reno tiene nombre de gerifalte del partido nazi, cada vez está más presente. Y no lo entiendo.
Eso de que los regalos es mejor que te lleguen antes para poder disfrutar de ellos más días es una vil excusa. Al tercer día sabemos todos lo que pasa con los juguetes…
Ser de Santa es triste de por sí, carece de esencia y embrujo, pero lo que no tiene justificación alguna son aquellos que dicen ser de los dos, es decir, la traición máxima. En la vida hay que elegir y asumir responsabilidades. Y esta decisión, aunque les parezca un asunto menor, es muy importante de cara al futuro.
La pasada semana, los Reyes visitaron el colegio de mi hijo. A Dimas le llevaba rondando una duda desde hacía unos días y, según me contaron, pidió la palabra como si de una rueda de prensa se tratara para preguntarles: «Como venís desde hace tanto, ¿tenéis vida infinita?».
Lo cierto es que los Reyes existen y, si alguien quiere, no tengo mayor problema en demostrárselo, cosa que no puedo decir del otro tipo.
Los Reyes llegan en tren, en barco o incluso en helicóptero a las ciudades engalanadas que les reciben con grandes cabalgatas, siempre con las autoridades civiles, militares y eclesiásticas, mientras que el de las barbas baja por una chimenea.
Mi abuelo Sares se llamaba Baltasar, así que por ahí pocas dudas puedo mostrar. Mi hermana Ruth tuvo el honor de acompañar al rey Gaspar en una cabalgata hace ya algunos años y desquitarse así de un incidente que ocurrió hace mucho tiempo.
Allá por los 80, los caramelos se lanzaban sin piedad y a voleo desde las carrozas contra los niños, y mi hermana fue una de las damnificadas por ello. Años después, fue ella la que tuvo la posibilidad de vengarse al tener en su poder cientos de caramelos y poder lanzarlos desde lo más alto de la carroza. Los Reyes son tres, por tanto, muy mal se te tiene que dar la cosa para que no te traigan tres regalos. Antes, cuando nos portábamos mal, nos traían carbón, pero ahora, como dice un amigo mío, lo que nos traen son elecciones, y para el próximo año, sobre el papel –o mejor dicho, sobre la carta–, ya tenemos dos seguras. Pero como los Reyes son tres, quién sabe, igual nos 'echan' unas terceras.
Feliz año.
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