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Realidad y Política

El PP sigue estando más pendiente de hacer caer el Gobierno que de ganar las próximas elecciones como sería lo normal.

Miércoles, 1 de junio 2022, 11:35

Según la última entrega de Pulso de España, sondeo sociológico elaborado regularmente por Metroscopia y publicado la semana pasada, solo un 10% de los españoles estaba muy interesado por la visita del exrey Juan Carlos (no existe legalmente la figura de emérito). Un porcentaje muy similar al de los interesados en la final de la Champions (11%) o al del asunto Chanel-Eurovisión (7%). Parece que entre las preocupaciones de los ciudadanos no ha figurado para nada el artificial escándalo del espionaje en el que se dejó enredar el Gobierno por los independentistas y el socio minoritario.

En cambio, en el citado sondeo, un 77% de los españoles se manifiesta muy interesado por nuestra economía y un 87% lo está por la guerra en Ucrania. En definitiva, coinciden muy poco los asuntos que verdaderamente importan a la mayor parte de la gente de este país con los que se tratan en las cámaras parlamentarias, en los medios de comunicación y aún menos con los que triunfan en redes sociales. El desencuentro es grave porque una gran distancia entre el mundo real y el publicado siempre ha sido el caldo de cultivo óptimo para toda clase de oportunistas y demagogos. Con la llegada de la extrema derecha a los parlamentos se han acentuado (también en los medios de comunicación) las expresiones que pretenden descalificar a la democracia y, como vemos todos los días, a considerar ilegítimo al Gobierno. La irrupción de VOX les ha proporcionado un peso parlamentario que antes no tenían.

Desde hace dos meses el Gobierno está aprobando todas las semanas algún Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE) en los que se concreta el Plan para ejecutar una parte decisiva de los 140.000 millones de financiación europea tras la pandemia. La semana pasada el Gobierno aprobó el PERTE de microelectrónica y semiconductores dotado con 12.250 millones de euros públicos que, con la inversión privada arrastrada, deberán multiplicarse por tres. Mientras tanto, Pedro Sánchez exponía en Davos las bondades de España para la instalación de las grandes empresas del sector lo que reduciría nuestra dependencia de los fabricantes asiáticos. Ese programa se une a otros 12 (desde el vehículo eléctrico a la nueva economía de la lengua española pasando por el agroalimentario o por el de salud de vanguardia) que están dibujando la economía (especialmente el sector industrial) y la sociedad del futuro para nuestro país.. Los PERTEs han sido deliberadamente obviados en todos los debates públicos, tanto en los parlamentos como en los medios de comunicación por los principales actores de la vida pública. A pesar de que a la mayoría de los españoles, les interesa más la economía, el Parlamento y los medios de comunicación han estado muy ocupados –incluso obsesionados - con asuntos que, según Pulso de España, concitan una atención minoritaria, por más que alguno de ellos, un día, haya logrado una gran cuota de pantalla.

Precisamente en Davos, Pedro Sánchez pudo escuchar los mejores elogios a la marcha de la economía española. El director de ese foro le planteó «El paro está bajando, crecen las inversiones y también ha habido nuevas reformas. Muchos economistas dicen que se no se pueden hacer reformas laborales de pensiones y que haya crecimiento. Ustedes lo han conseguido. ¿Pueden otros países aprender de su ejemplo?». Esta información fue cuidadosamente ocultada por la casi totalidad de los medios españoles, especialmente los autoproclamados patrióticos que solo atienden a dar una visión catastrofista de nuestra situación.

Ya sabemos que para la oposición cualquier tema que sirva de distracción de lo importante siempre tiene prioridad. La oposición (que a ratos comprende al partido minoritario del gobierno) y su acompañamiento mediático consideran que deben ningunear el Plan de Recuperación, Resiliencia y Transformación porque de lo contrario estarían haciendo publicidad favorable al Gobierno. Pero eso significa que dan por buenos todos los planes parciales que va aprobando el ejecutivo y que, una vez ratificados por Bruselas, inexorablemente conformarán nuestra estructura socioeconómica en la próxima década. Esta actitud conlleva una profunda deshonestidad para con los ciudadanos porque les priva del conocimiento —incluida la crítica— de asuntos que van a ser decisivos en los próximos tiempos para nuestras vidas.

El PP sigue estando más pendiente de hacer caer el Gobierno que de ganar las próximas elecciones como sería lo normal. Alberto Núñez Feijoo no hace el chisgarabís como Pablo Casado, pero taimadamente tampoco encuentra el momento para cumplir la Constitución y renovar todos los órganos caducados, comenzando por el Consejo General del Poder Judicial. Es la consecuencia de haber alimentado durante estos tres años unas formas psicópatas de hacer oposición que han encontrado su máxima encarnación en VOX.

Lo ocurrido la semana pasada en las Cortes de Castilla y León con un Vicepresidente de la Junta que, como decía Antonio Machado «desprecia cuanto ignora» y «embiste cuando se digna usar de la cabeza» anuncia tiempos en los que la provocación será el arma más usada para evitar cualquier debate serio y de altura. La titubeante disculpa balbuceada por el Presidente de la Junta demuestra hasta qué punto el PP ya es prisionero de VOX contra lo que intenta aparentar Feijoo. Y en esa misma medida les estorba la discusión civilizada sobre las opciones económicas en una situación tan compleja como la actual.

Hace muchos años le preguntaron a Giulio Andreotti su opinión sobre la política española. El entonces presidente del Gobierno italiano respondió «manca finezza». Eran unos tiempos en los que todavía en el Congreso y en el Senado se debatían los asuntos de referencia para el país y, muy importante, existía algo llamado cortesía parlamentaria. Qué diría ahora Andreotti, cuando en todos los parlamentos una parte de los portavoces tienen como modelo de comportamiento la berrea primaveral de los machos en celo.

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