Muy partidaria del dicho francés 'Pour vivre hereux, vivons cachés'. Para vivir felices vivamos escondidos. Otra cosa es que pretendan esconderte sin tú quererlo en las jaulas de cancelados, que son como las de 'El puente sobre el río Kwai', pero de gente que ha ... puesto en cuestión algún pensamiento dominante de la nueva clerecía. Por el 20 aniversario de Harry Potter han hecho un documental en HBO Max y sale J. K. Rowling casi como si se hubiera muerto, advirtiéndose que cuando habla, poco (aunque sí hay más imágenes de ella), lo hace en 2019. Antes, claro, de las mujeres que menstrúan.

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Parece que es ella la que no ha querido participar, que HBO Max no la ha vetado ni nada parecido. ¿Pero a quién puede extrañar con todo lo que le ha caído por decir cosas razonables? Ya sabemos que el feminismo no defiende rabos y que J.K. Rowling es un monstruo del Averno y Amelia Valcárcel una malvada bruja del Oeste terf, territorio más allá del Pecos. Cómo va a participar si cuando quitaron sus libros de una librería estadounidense dijeron: «Ya no nos sentimos cómodos dándole espacio en el estante mientras ella usa su amplia plataforma para burlarse de la humanidad de las mujeres trans». La humanidad de las mujeres trans nada menos. Parece una película de ciencia ficción. Un episodio de 'The Twiligh Zone'. Porque sí, vivimos en los límites de la realidad.

Lo bueno de Rowling es que es rica. En 'El violinista en el tejado', además de «yadi dadi dadi didu didu didu dum», Topol canta que si fuera rico le pedirían consejo como a Salomón, le vendrían con problemas que dejarían bizco a un rabino. A Rowling no van a pedirle consejo, pero ¿y lo bien que vive rica, escondida y a salvo de tontitos?

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