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Algunos «youtubers» se van a ir a dormir a Andorra la mitad del año (más un día; parece una condena) porque allí el tipo máximo del IRPF es del 10% mientras que aquí llega al 47%. El caso viene bien para hacer una ... pequeña reflexión al hilo de impuestos, pagar y recibir.
Por un lado, están los que dicen que es una decisión legítima. Es cierto. La cuestión está en si todo lo que se puede hacer es bueno hacerlo. No hay ninguna ley que me obligue a ayudar a un semejante y menos si es de forma altruista (que no es el caso, porque con los impuestos el Estado debe de proporcionar bienes o servicios necesarios). Pero nada me obliga a ayudar a cruzar una calle a un ciego. De manera que justificar algo por el hecho de que «se puede hacer» no parece lo más acertado. Incluso he llegado a leer que calificar a esos «youtubers» como insolidarios o antipatriotas «son acusaciones sin un fundamento moral sólido». Hombre, esto ya es demasiado, sobre todo teniendo en cuenta que la moral suele estar referida a las acciones de las personas en relación con el bien o el mal a nivel individual y, sobre todo, colectivo. Pensar que está bien a nivel individual y colectivo darse el piro y que las camas del hospital o las carreteras las pague usted, aunque también las pueda disfrutar el que se pira, es algo puede estar relacionado con perturbaciones derivadas de darle al sople.
Además de youtubers hay personajes anónimos, así como algunos deportistas, actores o directores de cine (como aquél que decía que de Panamá no tenía ni idea, que «él era… -titubeando-, cómo se dice… un figurante» (parece raro que un director de cine no se acuerde de la palabra «figurante»). En fin, gente de posibles, porque es más que probable que ni usted ni yo vayamos a medio vivir en Andorra o mandemos nuestro dinero a vivir a Panamá o a paraísos fiscales. Aunque yo he intentado que Víctor, mi gestor patrimonial de cabecera, me invierta una suma considerable de mis ahorros sin preocuparse por los riesgos; le dije que le daba 50 euros y los moviera a todo trapo. No he vuelto a saber de ellos, pero me explicó que era una inversión a largo plazo porque con toda la jartá de ganancias que iba a tener, entre la tasa Tobin, el IRPF de los dividendos y de las plusvalías y no sé cuántos impuestos más tenía que darle otros 50 euros para provisión de fondos de esos gastos. En ese momento fue cuando empecé a dudar de si ir a Andorra.
Porque, una vez condenados socialmente a los «youtubers» (afición/profesión que para muchos puede resultar tan familiar como para la generación anterior Led Zeppelin, Pink Floyd, Asfalto o Leño) y a personal con bastante dinero, me empecé a preguntar en qué se iban esos impuestos y la justicia impositiva.
Para el segundo caso pongamos un ejemplo. Si usted es muy trabajador y gana 100 pagará 20. Si es mucho más trabajador, el doble, y gana 200, no pagará el doble, es decir, 40, sino que pagará 55. Y si usted es un crack, trabaja lo que no está escrito y gana 300 porque trabaja el triple, no pagará 60, el triple, sino que pagará 150, es decir, 7,5 veces más y en mucha mayor proporción. A lo mejor a los «youtubers» y Cía. (o a muchos profesionales) no les parece justo. Hagamos otra pequeña conversión, la del sueldo sobre la base de la calidad del trabajo, no sobre la cantidad, de forma que el primer trabajador del ejemplo realiza su trabajo de forma «normal» (lo hace con unas largas pausas para el café y esas cosas) y el último trabaja sobre la base de un desarrollo intelectual elevadísimo y sin pausas para el café -usted me entiende- y descubre la cura del cáncer, por lo que le pagan más. En el primer caso por cada hora de trabajo le descontarían un 20% para impuestos y en el último un 50%. A lo mejor al que descubre la cura del cáncer no le parece justo.
Ahora algún ejemplo (sobran) para la primera cuestión. Se acuerda de aquel famoso plan E de unos 13.000 millones para lo que se nos ocurriera (esto sucede cuando no se tiene ni idea de cómo solucionar un problema). El caso era mover la economía a base de impuestos -es decir, de su dinero- (lo de Keynes no tiene fin) para salir de una crisis económica «que no existía». Pues bien, una de las obras más frecuentes fue el acondicionado de los caminos de los cementerios en decenas de pueblos de España. O comprar un ordenador de 1.000 euros para el ayuntamiento y el cartel que anunciaba tan trascendental inversión costaba 3.000.
Así las cosas, como no va a tener el personal la tentación de no pagar impuestos cuando debe. ¿Podemos tirar rápidamente la primera piedra a los «youtubers» sin reflexionar qué haremos cuando venga el profesional y nos diga aquello que con IVA o sin IVA?
Hay que hacer pedagogía, educación y demostración. Enseñar que el dinero de todos es para beneficio de todos porque entre todos sí podemos hacer un hospital o una universidad, pero, además de enseñarlo hay que practicarlo, y que el dinero de todos sea para eso, y no para lo otro (usted me entiende).
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