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Próxima estación

Si las posibilidades de recuperar la línea férrea Vía de la Plata eran más bien escasas, casi nulas, sueños rotos, esto confirma un nuevo mazazo para nuestros pueblos

Miércoles, 26 de enero 2022, 09:15

Durante casi tres años gané el campeonato de la Ruta de la Plata o al menos, el de la media Ruta. Concretamente en el 2017 tenía un golf azul de gasolina que había comprado 7 años antes, y no precisamente por gusto sino porque había ... que tener un coche. En esos siete años, creo que le hice cincuenta mil kilómetros, de ir algún domingo a Gijón y de transitar una vez al año, esta vez en su totalidad, la Autovía de la Plata, para ir de vacaciones.

Siempre me han llamado la atención los paisanos que van de vacaciones a mí querida Andalucía y que hacen el trayecto de ida en dos etapas, y el de vuelta en una sola. Y créanme que me choca porque Extremadura, bien se merece una gran visita y no solo llegar y buscar refugio para salir pitando al día siguiente. Pero si ese fuera el caso, creo que tendría mucho más sentido ir del tirón, aprovechando el ansía y la adrenalina que otorgan el inicio de las vacaciones, y volver en dos etapas, ya que siempre la vuelta es más dolorosa.

Un año hice parada en Extremadura, concretamente en El Casar, un pueblo cerca de Cáceres y saqué en claro dos cuestiones. La primera es que el viaje hay que hacerlo de una vez y a poder ser por la noche, cuando el sol no aprieta y la segunda, es que quedarse solo una noche en Extremadura es un gran delito, condenable en todos los regímenes existentes.

Y les contaba que fui el rey de la media ruta de la Plata porque durante esos tres magníficos años tuve la suerte de dirigir también la emisora de Salamanca.

Rara era la semana en la que no quemaba neumático por la mítica carretera que desde Benavente hasta Salamanca rozaba casi la perfección. Si hubiera que ponerle un pero, únicamente sería la ausencia de una cafetería donde poder tomar un buen café cargado. Porque yo soy de los que les gusta parar una o dos veces, da igual cuanto dure el trayecto.

Aquellos tres magníficos años, además de conocer a grandes profesionales descubrí, recién nacido mi hijo Dimas, que aquellos viajes donde, a priori, dormir fuera de casa dos noches a la semana y dejar sola a la madre en apuros, no pintaba demasiado bien, rápidamente se tornaron en lo contrario. Y parafraseando la conocida canción de Gabinete Caligari, podríamos decir que allí y concretamente en la calle San Pablo «me encontré en la gloria que no sentí jamás».

Y digo eso porque a 200 kilómetros quedó Sofía con el pequeño Dimas y aquellas interminables noches, mientras yo a eso de las ocho, me tomaba dos cañas con tapa con mi querido Pepe Ramos, maestro y reportero que ostenta el doctorado de buena persona, y me metía directamente al hotel.

Estoy seguro de que muchos me entenderán cuando les digo que por no hacer, ni cenaba. Y es que, los que hemos sido padres cerca de los cuarenta, los que hemos bebido Gordon's a las seis de la mañana, creyendo que era Gordon's como dice el esgrimista Mayado, encontrarse de repente el silencio de una habitación de hotel y una cama impoluta con tele y mando para uno solo desde las nueve de la noche, seguramente sea algo parecido a tocar el cielo con la yema de los dedos.

El gobierno central, a través de ADIF, desclasificará la llamada línea ferroviaria Vía de la Plata que llevaba 30 años en desuso por falta de viajeros, y que unía las provincias de León y Cáceres. Si las posibilidades de recuperar la línea eran más bien escasas, casi nulas, sueños rotos, esto confirma un nuevo mazazo para nuestros pueblos, y para nuestro oeste, tan castigado y hastiado. Cómo para no pensar, que la siguiente parada será la FEVE.

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