Una primera vez

Si algo tiene esta vida es que para casi todo hay una primera vez. Habrá una primera vez —y todo apunta a que será muy pronto— para quitarse la mascarilla por la calle tras más de un año de bozal, sed y angustia. Siempre hay ... una primera vez, por ejemplo, para un indulto, sea éste magnánimo o rastrero, te lo conceda tu madre tras una trastada fuera del tiesto o el mismísimo presidente del gobierno. Algunas primeras veces, por suerte para todos, son primera y última vez a un tiempo: el examen de la selectividad, el adiós a un abuelo, la operación de apendicitis. Otras, sin embargo, se repiten sin fin como el ciclo de la vida en 'El Rey León', y no por eso dejan de aparecer ante nuestros ojos como una primera vez en toda regla, porque cada vez que sucede —cada vez que nos enamoramos, siempre que nos llevamos una decepción o cuando algo nuevo nos ilusiona— lo vivimos desde un lugar distinto. «Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos», decía el poeta; y, aunque estuviese escribiendo ese verso por primera vez, tenía razón.