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El pasado de 30 de septiembre el primer ministro de Portugal, Antonio Costa, ha presentado a la presidenta de la Comisión, Úrsula von der Leyen, la conexión lusa de Bragança a Rionor mediante una vía rápida de alta capacidad. El proyecto se propone recibir ... fondos europeos con carácter prioritario del lan de Recuperación y Resiliencia que lo financiaría en su integridad. Se da así el primer paso para hacer realidad el eje de transporte europeo por carretera Oporto-Bragança-Puebla de Sanabria-León que desde aquí se debe bifurcar hacia Gijón o hacia Irún. Con la nueva entrada en servicio de la autopista del mar a Nantes, el itinerario desde Gijón se convertirá en el más corto, rápido y sostenible enlace de mercancías con Centroeuropa. De paso se confirma a León como el nodo estratégico y logístico del noroeste ibérico. Los habitantes de Bragança, Sanabria y León nunca agradeceremos bastante a Antonio Costa la rotura del maleficio que pesaba sobre esta vieja aspiración.
Han pasado 14 años desde que la Asociación autovía León-Bragança inició esta reivindicación que ha sido aplazada, torpedeada o ninguneada por el gobierno autonómico hasta la náusea. Todavía el 14 de diciembre del año pasado, el PP y Ciudadanos rechazaron una propuesta al respecto del grupo socialista en las Cortes autonómicas. Pero aunque haya costado tanto tiempo, la racionalidad de las buenas ideas llega más lejos que las zancadillas del centralismo vallisoletano siempre bien acompañado por el servilismo de algunas instituciones y organizaciones leonesas. Previamente al anuncio de Antonio Costa, el día 14 de septiembre se había celebrado en Lisboa el VIII Foro parlamentario Hispano-Portugués. En él la presidenta del Congreso de los Diputados, Meritxell Batet, colocó en el primer lugar de las conexiones pendientes entre ambos países el «enlace IP2 entre Bragança y Puebla de Sanabria». Con ese posicionamiento también cortaba la maniobra de la Xunta de Galicia que, aprovechando el desinterés del gobierno de Castilla y León, pretendía que la comunicación preferente desde Tras os Montes saliera por A Gudiña al AVE y a la autovía A-4.
En medio de la deprimente situación del noroeste español, agudizada especialmente en León, hay una circunstancia positiva y es que ahí al lado está Oporto —ahora a 396 Km, después a menos— con un área metropolitana de casi tres millones de habitantes, la cuarta aglomeración urbana de la península ibérica. Desde la asociación siempre expresamos abiertamente que Oporto es la clave económica y demográfica del noroeste ibérico con un tráfico de mercancías que define la articulación de todo el cuadrante. Mientras existió la autopista del mar Gijón-Nantes, en su anterior etapa, llegaron a ser mayoritarios los camiones portugueses que la utilizaban para llegar a centroeuropa. Por eso enfocamos la reclamación en la que lo primero era acabar con el cuello de botella Bragança-Puebla de Sanabria, el único tramo del itinerario actual que en lugar de la necesaria autovía es un camino de cabras.
Nuestras intenciones chocaron desde el primer momento con los designios estratégicos de la Junta de Castilla y León que, con el Plan CyLog, diseñó una red de enlaces a la medida de las aspiraciones de Valladolid. Ya se decía en el documento Proyecto Valladolid siglo XXI (2007) que la capital del Pisuerga debía ser la Zaragoza del noroeste (págs. 7 y 11), una gran ciudad en medio de un desierto demográfico, y a ese objetivo se supeditaba toda la planificación autonómica. Por ello el Plan CyLog diseñó unas comunicaciones sesgadas para obligar a que pasaran por Valladolid todas las mercancías por carretera entre Oporto, el norte de España y Centroeuropa, aunque haya que añadir un tercer carril en cada sentido (con un coste desorbitado) a la denominada «autovía de Castilla». Se están redactando ya los proyectos porque el saturado tramo entre Tordesillas y Palencia (77 km) está a punto de reventar como un embudo atascado. Desde Oporto-Leixoes en lugar de dirigirse hacia el norte, los vehículos primero deben ir al sur, hacia Aveiro, para después enfilar el denominado por la Junta «eje transeuropeo prioritario» Salamanca-Valladolid-Burgos. En resumen un gran rodeo sea cual fuere el destino, Irún, Gijón o Barcelona. Para justificar esa aberración el Plan CyLog llega a omitir (págs.18, 55, 57) la existencia de la autovía León-Burgos (construida por la misma Junta de CyL) como corredor de transporte por carretera. Por la misma razón ha ignorado la autopista del mar Gijón-Nantes en todo momento y ha negado un puerto seco para León. Para el gobierno autonómico se trataba de cegar cualquier otra salida del tráfico terrestre del norte portugués que no fuera la de Salamanca a Valladolid. La cerrazón de la Junta llegó a extremos tan chuscos que un alcalde de León no se atrevía a recibir al de Braganza porque sería mal visto en Valladolid. El culmen lo alcanzaron dos consejeros leoneses cuando, en un arrebato de inspiración, declararon que el desarrollo industrial de León llegaría «por capilaridad» desde Valladolid y su eje con Burgos. A la vista está lo que ha dado de sí la «capilaridad». Se puede aventurar que no será estudiada en Harvard como modelo. Y con este empeño nefasto para León (en paralelo al bloqueo de la plataforma de Torneros) se han pasado 14 años del continuo declive económico y poblacional que tenemos a la vista.
Tras el anuncio de Antonio Costa, ya no le quedaba ninguna excusa a la Junta de Castilla y León (titular de la carretera actual) para seguir demorando la comunicación entre Rihonor y Puebla de Sanabria. Al día siguiente la consejería ha prometido la licitación del proyecto para la mejora de ese tramo de 15,4 km. Ahora nos falta conocer que entiende la Junta por mejora. En Portugal van a hacer una IP, una vía de alta capacidad para el tráfico de camiones de gran tonelaje, con doble carril en las pendientes de ascenso, algo imprescindible para que cumpla el principal objetivo. Sería inadmisible que el tramo español fuera de menos capacidad de lo que va a ser el portugués. La siguiente cuestión es la del tiempo. El consejero y el director general de carreteras en persona nos prometieron a la asociación, el día 28 de julio de 2016, que, de manera inmediata, licitaban ese proyecto. Han tenido que pasar más de cuatro años (y la aparición de Antonio Costa) para que recuerden la promesa. Como ya han perdido demasiado tiempo, esperemos que esta vez sea de verdad, que el proyecto esté a la altura del portugués y que los plazos se abrevien para no causar más daño a todos los interesados y especialmente a León.
Mientras tanto, la Consejería de Fomento había licitado el pasado mes de julio la elaboración de la «Estrategia logística de Castilla y León 2020-2028» para sustituir al infame Plan CyLog aunque sin reconocer su fracaso y los funestos efectos que su aplicación ha tenido para León en particular. Aunque no se saben los criterios de la nueva estrategia logística, hay pocas dudas de qué pie cojeará. Por eso, además de estar alerta y vigilar la cartera, debemos proclamar sentidamente ¡menos mal que nos queda Portugal!
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