José Ibarrola

¿Qué papel desempeña Europa en Yemen?

La reciente y frágil tregua se ha convertido en una excusa para que los grupos armados reorganicen sus filas

javier fernández arribas

Viernes, 26 de agosto 2022, 00:05

La población de Yemen tenía una verdadera y enorme esperanza en un acuerdo auspiciado y apoyado por Naciones Unidas desde el pasado 2 de abril que pusiera fin a las hostilidades mediante un pacto político entre las partes en conflicto, que finiquitara una guerra que ... asola el país desde el año 2014. No obstante, parece que la reciente y frágil tregua, se ha convertido en una tapadera y una excusa que esconde y alimenta las causas del conflicto dando oportunidad para que los grupos armados reorganizaran sus filas y fortalecieran sus capacidades de cara a una nueva ronda de guerra y rebelión.

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Naciones Unidas asegura que, tras la tregua, se ha podido constatar una relativa estabilidad y calma en todo el país y afirma que los enfrentamientos disminuyeron de forma notable y con ello bajó el número de víctimas civiles. Sin embargo, la solución definitiva y duradera al conflicto aún está lejos de lo que se esperaría puesto que los hutíes continúan movilizando sus filas y reforzando sus capacidades militares, al mismo tiempo, aparecen indicios de intentos de rebelión liderados por formaciones armadas afines a los Hermanos Musulmanes en las regiones y enclaves bajo el control del Gobierno reconocido internacionalmente y el denominado Consejo de Liderazgo Presidencial.

Irán apoya a los hutíes con dinero, armas y expertos militares, mientras que las formaciones armadas afiliadas a los Hermanos Musulmanes reciben apoyo financiero de Catar y tienen una gran cantidad de armas que lograron por el apoyo brindado por la coalición liderada por Arabia Saudí para ayudar al Gobierno a enfrentarse a los hutíes, puesto que el Partido de la Reforma Islámica (Islah), que es el brazo político de los Hermanos Musulmanes en Yemen, lleva las riendas en el terreno militar y de seguridad, controla las arterias del Estado, algo que ya hacía incluso antes de la formación del Consejo de Liderazgo Presidencial.

Lo que hace pensar que el conflicto no dejará de agudizarse, así como la proliferación de luchas colaterales, es la capacidad de los grupos islamistas, que, a pesar de enfrentarse ideológicamente, convergen en su extremismo. Este hecho reviste una máxima peligrosidad dado el continuo flujo de armas a Yemen y las continuas movilizaciones y reclutamiento bajo excusas y motivaciones religiosas y sectarias. El riesgo sigue siendo alto, y la esperanza de una solución final y duradera que devuelva la estabilidad y la esperanza a los yemeníes es una quimera, sobre todo teniendo en cuenta el abandono de este país por la sociedad internacional en general y de Europa en particular.

Los hutíes consiguen armamento moderno como misiles balísticos de largo y medio alcance y drones que proporciona Irán, además de expertos militares enviados secretamente por Teherán. A su vez, Catar apoya a su brazo en Yemen, los Hermanos Musulmanes, y lo hace con dinero, propaganda y medios de comunicación ya que no tienen gran necesidad de armas y municiones debido a las gran cantidad que consiguieron de la coalición liderada por Arabia Saudí.

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No cabe duda de que existen otros grupos armados con agendas contradictorias, pero su peligrosidad sigue siendo mucho menor que la que representan aquellos grupos armados que adoptan una ideología extremista y llevan a cabo sus guerras y sus luchas bajo banderas sectarias y religiosas.

La posición negativa de los hutíes y la de los Hermanos Musulmanes con respecto al Consejo de Liderazgo Presidencial, que encabeza el Gobierno internacionalmente reconocido, hace que el pesimismo se apodere de todo aquel que desee ver el fin del conflicto en un futuro próximo y un Yemen estable y próspero. Recientemente, el partido Islah lideró una rebelión militar contra el Consejo de Liderazgo Presidencial en la región de Shabwa, rica en petróleo, lo que provocó el estallido de combates que causaron decenas de muertos y heridos.

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Parece que todo conspira para agravar la situación y alimentar las causas para que el conflicto se propague e intensifique en un país que parece olvidado por el mundo. Un mundo sumergido en crisis y guerras que considera más importantes y prioritarias. Pero para los yemeníes, que se encuentran envueltos y sumidos en una terrible guerra desde 2014, nada es más importante que el fin de los enfrentamientos y la vuelta a la normalidad y estabilidad. Esto solo es posible si se pone fin a las injerencias de países que se dedican a enviar armas a un pueblo herido, pobre y hambriento.

Pero uno de los grandes interrogantes que aquí pueden surgir y plantearse tiene que ver con el papel desempeñado por Europa. Un papel irrelevante por no decir inexistente en la crisis yemení, algo en lo que coinciden todos los observadores y expertos, que resulta incomprensible a la luz de los desafíos que puede plantear la crisis yemení y el potencial desestabilizador que tiene para la región y para la sociedad internacional en su conjunto. Esto no sería ninguna novedad teniendo en cuenta que los grupos radicales y extremistas tienen como objetivo convertir a Yemen en su base de operaciones y en un punto de partida para sus proyectos de violencia y terror. Estas amenazas afectan directamente a una de las rutas marítimas más importantes del mundo, el estrecho de Bab al-Mandab.

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No hay duda de que Europa puede jugar un papel más activo en Yemen, puesto que Europa goza de credibilidad, y puede ser clave a la hora de presionar a los países que apoyan a organizaciones y partidos extremistas locales para que dejen de hacerlo, y España, por razones históricas y geográficas bien conocidas, puede jugar un papel destacado en esta labor. ¿Veremos un mayor papel de España y Europa en el futuro o acaso nos mantendremos otra vez ausentes de todo lo que sucede en Yemen?

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