Hace pocos días saltó la liebre con una filtración histórica: la de los preparativos institucionales de cara a la muerte de Isabel II. Seguramente la monarca del Reino Unido no tenga ninguna intención de largarse pronto al otro barrio, pero la verdad es que a ... los británicos les está quedando un protocolo funerario precioso. La 'Operación London Bridge' incluye frases telefónicas en clave, banderas en posición de luto oficial en un tiempo máximo de diez minutos, salvas disparadas por el Ministerio de Defensa por todo el país, un silencio absoluto en redes sociales, una procesión fúnebre, un día festivo, una sucesión real rápida a favor de su hijo y hasta un exhaustivo plan de acción —que varía en función del lugar donde se produzca el fallecimiento— para trasladar el féretro de la reina a Londres.

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Me pregunto si la Casa Real española tendrá previsto un operativo similar para la fuga definitiva del rey emérito. Aunque el traslado nos saldría bastante más caro, por lo menos el tema de la abdicación ya lo tenemos solucionado: eso que adelantamos. Lo de las banderas a media asta, los cañonazos y el apagón digital aquí nos lo tomaríamos con un poco más de calma, pero a lo del día festivo seguro que nos apuntamos los primeros. Que se note la campechanía. El plan tendría que llamarse 'Operación Burj Khalifa': el destino de residencia escogido por su majestad y el tamaño de las comisiones internacionales que –presuntamente– habría cobrado de manera irregular durante décadas así lo demuestran. Puede que al final no nos quede tan glamuroso como la 'performance' que tienen preparada los 'british', pero en cualquier caso, y como dijo aquella niña sabia por la tele, es mejor eso que morirse.

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