Ríos de tinta y numerosos espacios radiofónicos y televisivos para debatir sobre si la moción de censura que el PSOE «quiere» presentar al tándem Mañueco-Igea, podrá plasmarse en las cortes autonómicas y si después de eso habría posibilidades de que saliera adelante.
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La ... verdad es que, desde la reflexión más profunda y equidistante sobre una posible moción de censura, bien se podría concluir con la necesidad de un cambio político en una Comunidad, donde levan gobernando los mismos más de tres décadas, y donde la higiene democrática y el cambio de gobierno, después de tanto tiempo debería ser aconsejable en esta y en cualquier administración pública, sea del signo que sea y represente ideológicamente a quien represente. Los vicios nacidos y consolidados cuando un gobierno monocolor se instala legislatura tras legislatura, no invita al optimismo ni a la natural autocritica, tan necesaria en tiempos convulsos como el que estamos viviendo.
Y aunque es verdad que, como dijo Kissinger, el poder es afrodisíaco, hay que saber poner los pies en la tierra y dejar de relativizar los problemas, una mala costumbre que aqueja a aquellos que viven en el sillón de arriba.
Pero dicho esto, ¿que esconde esta moción?, porque por muchas insinuaciones que se lancen, por muchos avisos a navegantes, por muchas dudas sembradas, la verdad es que nadie cree que el grupo Ciudadanos, única llave posible, pueda variar su rumbo político o pueda desmembrase en grupúsculos que determine un nuevo ejercicio de trasfuguismo. Algo ha conseguido el PSOE con su representación, y ha sido sembrar la semilla de la duda en el propio presidente y en el propio Vicepresidente, y es que eso es lo que tiene estar siempre en el ojo del huracán, siempre en guerras intestinas y de las otras. Ser soberbio y prepotente está directa y proporcionalmente relacionado con la desconfianza a que tus propios compañeros, hartos de tus cuitas, acaben traicionándote como a Julio Cesar. Gobernar sin fiarte ni de tu sombra, además de restar energías, es un triunfo para el contrario.
Sin embargo, cuando uno se sienta a reflexionar y saca la calculadora se da cuenta de que el PSOE, a pesar de ser la fuerza política más votada y del derecho inalienable a ejercer su labor de oposición como mejor crea conveniente, no puede sumar sin el concurso de los Igea´s boys, sólo un cambio de rumbo de la Secretaria General de Ciudadanos podría partir el grupo en dos dando valor numérico a la moción socialista o creando un nuevo «tamayazo» que diera impulso a la misma.
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Los demás, como es lógico, a esperar acontecimientos y si al final se plasma la misma, a defender nuestros posicionamientos políticos, porque independientemente de no ser fundamentales en el proceso, numéricamente hablando, también tenemos derecho a expresar nuestras convicciones políticas desde la tranquilidad de quien no se cree nada si no lo ve y desde la tranquilidad de no querer cambiar nombre por nombre sino políticas por políticas.
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