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La moción de censura de VOX está siendo considerada un despropósito por todos los demás partidos políticos. Presentar por segunda vez en la legislatura otra moción de censura al Gobierno, con un candidato casi nonagenario como alternativa y sin ninguna posibilidad de prosperar es utilizar ... torticeramente el artículo 113 de la Constitución. En realidad VOX está exprimiendo con desvergüenza la Constitución para hacerse campaña electoral de cara a los próximos comicios municipales y autonómicos. El papel de Ramón Tamames en este entremés solo puede mover a la reflexión melancólica sobre la decadencia.
Sin embargo, la moción es coherente con la actitud de las derechas porque el obstruccionismo y la deslealtad con el Gobierno han sido la norma desde el primer minuto de la legislatura. Todos los imprevistos externos que han ido marcando la agenda política: pandemia, guerra de Putin, crisis energética, rebrote inflacionista, etc., han sido utilizados y retorcidos en clave interna como si los originara el Gobierno de Pedro Sánchez. La moción de censura va a servir un refrito de todos los tópicos ya conocidos sin que aporte algo más que consumir gratuitamente minutos de televisión.
Ahora bien, todos esos imprevistos han sido utilizados para evitar un debate de fondo sobre las alternativas fundamentales que se presentan a la sociedad española. Lo que está en juego es si se debe profundizar en el Estado de bienestar mejorando los servicios públicos en cantidad y calidad - como vienen defendiendo el PSOE y sus socios -. O, por el contrario, si se deben desmantelar y privatizar la sanidad y la educación públicas como ensayan y practican las derechas en la Comunidad de Madrid, laboratorio principal de esas ideas. Para ello previamente están deteriorando esos servicios públicos por la vía de privarlos de presupuestos y con la coartada de las rebajas de impuestos. A este respecto, no debe olvidarse que ya en 1991, recién elegido presidente del PP, Jose María Aznar revelaba su ideología de fondo cuando proclamaba «El Estado de bienestar es incompatible con la sociedad actual» por lo que esas ideas neoliberales se encuentran en el código genético de la derecha española.
Lo que sí han conseguido durante toda la legislatura las derechas y sus medios de comunicación es instalar un estado del malestar psicológico en buena parte de la sociedad española con las técnicas del populismo trumpista. Durante más de un año el PP y VOX se han dedicado a pronosticar la inminente catástrofe económica que se cernía sobre España por culpa del Gobierno. Lo cierto es que las cifras españolas en crecimiento, descenso del paro e inflación son las mejores de Europa. Las previsiones para el futuro de los organismos internacionales son igualmente positivas para nuestro país pero eso no impide que haya un estado del malestar difuso alimentado todos los días por medios y tertulianos con técnicas que rayan en el sadismo psicológico. En el pasado mes de febrero se crearon 88.918 nuevos empleos, a la vez aumentó en 2.618 personas el paro registrado y la cifra de afiliados a la Seguridad Social llegó a 20.170.142 personas. La gran noticia para periódicos y radios de la semana pasada fue, por supuesto, el paro registrado porque existe una consigna según la cual no debe proporcionarse a los españoles ninguna alegría o sensación positiva. Para esos medios el sanchismo solo puede producir malas consecuencias y cuando la realidad desmiente esos augurios, se niega la realidad y se continúa con las jeremiadas.
La moción de censura también se va a debatir en medio de la más importante crisis que afecta a los socios del Gobierno, PSOE y a Unidas Podemos. Aunque las discrepancias se hayan concentrado en las consecuencias de la Ley del «solo sí es sí», da la impresión que los socios minoritarios han decidido que con elecciones a la vista es el momento de abandonar el Gobierno o, mejor dicho, marcar tales distancias respecto al PSOE que van a hacer muy difícil e incoherente su continuidad en el ejecutivo. Solo así se pueden entender la cantidad de descalificaciones y provocaciones proferidas por Belarra y Echenique durante las últimas semanas y que nunca hayan hecho una propuesta para evitar la salida anticipada a la calle de violadores. Nadie apostaba porque llegara hasta aquí este gobierno de coalición con unos inestables apoyos parlamentarios que a veces eran los peores enemigos para el PSOE. Pero lo cierto es que ha cumplido tres años y que a estas alturas, aunque sea con su partido en solitario, Pedro Sánchez está decidido a finalizar la legislatura con España ostentando la presidencia de la Unión Europea durante el último semestre del año. Algo que molesta a todo los demás partidos sin excepción.
La moción de censura tampoco va a servir para impedirlo.
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