La innegable corrupción que acompaña al PP desde que se archivó el caso Naseiro, incluida una grabación con la frase «yo estoy en política para forrarme», tiene saturados los tribunales. Pero eso no ha impedido que otra vez más se hayan puesto a hacer negocietes ... con la pandemia y que el hermano de Díaz Ayuso fuera comisionista en una compra de mascarillas. Con toda seguridad habrá más casos porque las moscas siempre acuden en enjambre. La dirección nacional de PP contaba con esa baza como último triunfo frente a la presidenta madrileña. Sin embargo, tras la pírrica victoria en Castilla y León, el equipo de Ayuso se adelantó presentándola como víctima de maniobras de espionaje, algo que también será cierto, porque esta vez ambas bandas dicen la verdad (hay contratos irregulares y torpes maniobras de seguimiento), aunque cada relato esté lleno de mentiras. La mayoría de los medios de derechas han tomado partido por Ayuso, absolviéndola del delito de corrupción y así, una vez más, se explica por qué estos comportamientos son endémicos en el PP. Especialmente en el madrileño donde Esperanza Aguirre, la madre de todas las corrupciones, amamantó a Casado, Ayuso, Carromero y Abascal en funciones y chiringuitos impresentables.
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En dos días han conseguido achicharrar al dúo compuesto por Pablo Casado y Teodoro García Egea que solo les queda la opción de dimitir o convocar un congreso extraordinario: son unos cadáveres políticos sin enterrar. En cualquier caso han perdido una partida que comenzó con las irresponsables elecciones adelantadas de Castilla y León. Hoy sabemos que la radicalidad verbal, los insultos y la exageración ridícula de las intervenciones de Pablo Casado, dentro y fuera del Congreso, eran la expresión de su debilidad orgánica e intelectual. Siempre le faltó autoridad, pero ha contribuido a crear un clima político crispado y polarizado. Precisamente el más favorable para el crecimiento de Vox que ahora se apresura a adelantar al PP.
En los dos últimos años de pandemia, el PP ha demostrado carecer de las virtudes políticas básicas de una democracia europea. En una situación tan trágicamente límite ha antepuesto los intereses de partido y personales a las razones de estado y a los intereses generales. No ha demostrado la mínima lealtad institucional y ha apuñalado a su socio Ciudadanos en Madrid y en Castilla y León convocando elecciones cuando más perjudicaban a los compañeros de viaje.
En otro terreno han obtenido un triste éxito. Gracias a su bloqueo de la renovación del poder judicial han conseguido que The Economist rebaje la calidad de la democracia española. El perjuicio para la imagen de España es muy importante en todos los terrenos. Esas son las consecuencias del todo vale para hacer oposición al gobierno legítimo. Esa cultura, viciada y avalada por unos medios de comunicación afines, está tan interiorizada que se pone en práctica igualmente en la vida interna del PP, y así se explica el choque entre la dirección nacional y la presidenta madrileña en una lucha desnuda por el poder, sin el más mínimo escrúpulo. Lamentablemente Ciudadanos no parece estar en condiciones de beneficiarse, pero sí Vox al que se le aparecen las vírgenes sin trabajar los milagros. En realidad es el máximo beneficiario de todo el dislate que estamos contemplando.
Con el resultado de las elecciones en Castilla y León se ha planteado desde el PSOE la posibilidad un «cordón democrático» en toda España que haga innecesario el voto de Vox para elegir a Mañueco presidente. Sería de aplicación al resto de las comunidades autónomas. Inmediatamente se ha opuesto Podemos, aunque Yolanda Díaz se ha manifestado abierta a la propuesta. Podemos se agarra a la exclusiva del pacto con el PSOE como a una tabla de salvación sin la cual no tiene ninguna seguridad en su futuro, especialmente, tras lo visto en las elecciones de esta comunidad. La disfrazará con principios ideológicos pero su estrategia está basada en exclusivos intereses de partido. Por la misma razón ha estado aferrado a la ficción del bloque de investidura que la votación sobre la reforma laboral volvió a demostrar inexistente, aunque muy útil para la propaganda intoxicadora de las derechas.
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En las últimas semanas se han producido hechos tan novedosos que exigen decisiones políticas con criterios renovados. Es evidente que la situación del PP es tan grave que no deben mimetizarse los mismos defectos que se le critican. No se puede imitar su irresponsabilidad y su mezquindad. Aunque resulte muy improbable que el PP y la derecha mediática se comporten como sus homólogos de la Unión Europea (especialmente los alemanes) y faciliten el cordón democrático a la extrema derecha, debería intentarse. Sería gravísimo para la estabilidad de la democracia española, de la economía y de los grandes avances sociales de los últimos años que la crisis del PP derivara en su sustitución por Vox: un partido de extrema derecha con los peores socios en la Unión Europea (gobiernos de Hungría y Polonia) y en el mundo (Putin, Trump y Bolsonaro), y sin la más mínima experiencia de administración o gobierno. La situación es tan novedosa que exigirá respuestas completamente originales pero absolutamente responsables.
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