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Después de años en la vida política deberíamos ser inmunes a determinadas calificaciones ventajistas y envueltas en sabanas blancas de satén para visualizar lo malo que es el leonesismo y lo mala que es la UPL, para algunos, algo que como las crisis económicas suele ... ser cíclico a lo largo de los años.
Somos en la vida, lo que nuestra experiencia vital nos ha hecho vivir, y mi vida como la de cualquier leonés está ligada a lo que he vivido, a donde has estudiado, a la realidad de tu clase social, a los sacrificios de tu familia para que pudiera estudiar fuera, a lo que pasaron mis ancestros en épocas franquistas y posfranquistas o a la realidad de una zona tan maltratada como la mía. Siempre me han enseñado a respetar las criticas y a respetar a aquellos que las hacen, ya tengan los mismos criterios ideológicos o no, ya tengan una clara intención constructiva o sean incluso únicamente para hacer daño. Pero también me han enseñado a contestar sin miedo y a juzgar a la gente dependiendo de muchos conceptos, pero nunca dependiendo si son de izquierdas o de derechas
Sostengo y respeto el carácter ideológico de quien critica los votos de cualquier opción política por no compartirlos, en eso radica la libertad, lo que no puedo dejar pasar es la justificación de la crítica sustentada en una posición de prevalencia moral, que a mi juicio obedece más a una especie de complejo de superioridad intelectual. No puedo soportar a aquellos que revestidos de una moralidad intelectual mantienen que el voto de un leonesista ha de ser de izquierdas o de derechas, no en esta comunidad, una comunidad que aprobó una ley de sedes en 1987 con el acuerdo de derecha e izquierda para repartir las sedes entre las diferentes calles de Valladolid, no puedo elegir entre derechas e izquierdas porque fue una administración franquista quien ideó Riaño pero fue un gobierno de izquierdas quien mandó a los antidisturbios a luchar contra las «hordas» leonesas, no puedo elegir entre derechas e izquierdas porque fue la izquierda quien cerro las minas de mi pueblo y fue la derecha quien no movió ni un dedo para generar los puestos de trabajo necesarios para evitar que todos mis amigos hayan tenido que emigrar, porque fueron unos y otros quienes se cargaron por acción u omisión la línea ferroviaria que debería vertebrar la Región leonesa, han sido derecha e izquierda quienes han sustentado siempre los grandes acuerdos autonómicos, de una comunidad tan perjudicial para esta tierra que somos «trending topic» en las peores clasificaciones económicas de este país.
Pero aún así, respeto las criticas y respeto los diferentes criterios de quienes creen que lo importante para esta tierra es ser de izquierdas o de derechas, yo no, yo creo que lo nuclear es acabar con esta comunidad para después hablar de políticas de izquierdas o de derechas, por eso no soporto a la gente que utiliza el leonesismo para medrar en un partido de izquierdas o de derechas y no soporto a quien dice que es leonesista siempre que el leonesismo apoye a mi opción política principal. Este último es como aquel que intenta justificar su postureo leonesista porque está de moda, aunque a la hora de la verdad lo único que quiere es que no gane el PP o que no gane el PSOE.
Y lo que menos soporto es la hipocresía de quien critica a los leonesistas que anteponemos el leonesismo a la defensa ideológica de izquierdas o derechas, cuando ellos emiten juicios de valor sin la menor autocrítica de esas izquierdas o derechas que permiten tener la tasa de actividad más baja de este país, yo no soy de izquierdas o de derechas, aunque los que me conocen saben bien si cojeo de una o de otra, porque para mí eso siempre será secundario en esta tierra hasta que podamos autogobernarnos, la experiencia vital (más de medio siglo) me ha demostrado que se puede hacer daño a esta tierra desde la diestra y desde la siniestra. ¡Ah! y no reconozco ninguna superioridad moral de quien quiera situarme en un lugar u otro, ni me siento desposeído moralmente por ser antes leonesista que progresista o conservador. Se puede compartir o no, esa es la libertad, no se puede caer bien a todos ni puedes gustar a todos, la coherencia está en ser claro, y no esconderse, y yo mal que les pese a algunos no tengo costumbre de hacerlo.
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