Secciones
Servicios
Destacamos
Es curioso el comportamiento humano: nos mandan, en la medida de nuestras posibilidades, a trabajar desde casa; nos cierran los teatros, las bibliotecas, las salas de cine, los colegios; dejamos de ir al gimnasio y de coger el transporte público, no vaya a ser que ... nuestro compañero de vagón lleve dentro algo más que la ansiedad de no llegar a tiempo al trabajo; nos enseñan de nuevo a lavarnos las manos y a saludarnos a distancia, con una indiferencia extraña que denota más preocupación de la que pretende ocultar; y nos atrincheramos detrás de un gel de bolsillo, un muro de papel higiénico y una pantalla con el Skype instalado; pero el bar de la esquina sigue sirviendo esos boquerones en vinagre que, por su aspecto, parecen haber sido abiertos el siglo pasado. La hipocondría de quienes no hemos sido nunca hipocondríacos resulta impostada: no es fácil entrenarse para el fin del mundo con un rigor marcial cuando el instinto te pide a cada paso que actúes con naturalidad.
Así las cosas, el primer virus en aparecer en escena suele ser el de la contradicción: el ejército de padres con hijos en zonas afectadas pidiéndoles que vuelvan a casa, por mucho que puedan portar la enfermedad consigo, ya es numeroso; cada vez hay más chavales saludándose con el codo al tiempo que restriegan, sin piedad, sus dedos por las pantallas de sus móviles; y el número de abuelos concentrados en misa para pedirle salud al santo de su devoción aumenta sin remedio. En este contexto, lo único que podemos hacer es lavarnos las manos con jabón cuando nos acordemos, llevar un termómetro en la mochila, aprender a convivir con esta hipocondría relativa y conseguir, como sea, que no se convierta en absoluta.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.