«Que la lea primero»

Esa fue la respuesta de Pedro Sánchez a las declaraciones de Núñez Feijoo criticando la Ley de la Vivienda que se va a presentar en las cámaras y de la que se sabe que impondrá un tope al incremento de los alquileres.

Miércoles, 19 de abril 2023, 13:24

Esa fue la respuesta de Pedro Sánchez a las declaraciones de Núñez Feijoo criticando la Ley de la Vivienda que se va a presentar en las cámaras y de la que se sabe que impondrá un tope al incremento de los alquileres. El asunto no es anecdótico, aunque ya nos hemos acostumbrado como si fuera normal, a que ante cualquier anuncio del gobierno la respuesta de las derechas políticas y mediáticas sea oponerse furibundamente. Todavía falta redactar el texto concreto y su tramitación en el parlamento, donde se pueden negociar e introducir enmiendas, pero ya existe un no rotundo. Cómo decían en tiempos de la Restauración: «Qué se propone, que me opongo».

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Lo cierto es que la vivienda asequible se ha convertido en el principal problema para que los jóvenes (incluso teniendo trabajo) se puedan independizar, formar familias, tener hijos e integrarse con normalidad en la sociedad española. La falta de viviendas a precios normales llega a situaciones extremas en lugares como Baleares donde los empleados temporales del sector turístico duermen en sus coches. El caso más insoportable es el de los trabajadores inmigrantes que sostienen con su trabajo el boyante y exportador sector hortícola del sur (Huelva, Almería…) y cuyas condiciones de alojamiento y vida en poblados de chabolas de plástico son una vergüenza para toda España y para quienes lo fomentan.

Mientras tanto en España existen miles y miles de viviendas vacías, un residuo de la burbuja especulativa que se produjo en este país desde la desregulación de 1996 hasta el estallido de 2008 que como se sabe comenzó con las hipotecas «subprime» de Estados Unidos. El resultado es que hay vacías viviendas construidas o a medio construir y a la vez faltan viviendas accesibles para quienes las necesitan. Es obvio que esta situación absurda necesita una regulación porque la vivienda, antes que una mercancía, es un bien de primera necesidad para las familias y las personas. Y, como repiten los economistas, el mercado de la vivienda es inelástico y no funciona bajo la ley de la oferta y la demanda aunque todavía no se lo hayan explicado a Feijoo. Lo cierto y comprobado es que algunos grandes fondos de inversión presionan al alza continuamente los precios tanto de venta como de alquiler y mientras tanto, mantienen vacías las viviendas.

Parece ser que la nueva Ley de la Vivienda pretende atacar el funcionamiento meramente especulativo del mercado, fomentar la vivienda social y aprovechar las viviendas vacías en manos de la Sareb para ponerlas a disposición de demandantes. Si alguna crítica merece el gobierno es que no haya afrontado antes el problema. Ahora bien, una oposición que no ha propuesto durante los últimos años nada al respecto está desautorizada ahora para criticar la acción del ejecutivo. Unas comunidades autónomas que tienen las competencias en materia de vivienda y que llevan años mirando para otro lado tampoco tienen autoridad política para decirse ninguneadas por el Gobierno.

A partir de ahora es fácilmente predecible el comportamiento de la oposición. Primero obstaculizarán todo lo posible la tramitación de la ley. Cuando se apruebe, Vox anunciará recurso ante el Tribunal Constitucional y el PP para no ser menos dirá que ellos también interpondrán otro recurso. Finalmente Feijoo viajará a Bruselas a estorbar la aprobación de fondos de recuperación porque dirá que la ley es confiscatoria y no respeta las normas comunitarias del mercado.

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Llegados a este punto alguien tendrá que volver a recordarle el bochorno de su última gestión contra los intereses españoles. Hace un mes Feijoo viajó a Bruselas para criticar la reforma de las pensiones que ya había recibido el visto bueno de la Comisión. Ante tal despropósito, el comisario europeo Gentiloni le pidió a Feijoo, de forma educada pero tajante, que practicara una «oposición constructiva». Solo le faltó decir que no diera tanto la tabarra. Sin duda ninguna en la capital comunitaria comienzan a estar hartos de esta histérica oposición española que confunde continuamente los escenarios y que ha perdido hasta el sentido del ridículo. Sí aquí se conducen como vocingleros inútiles, fuera de España se comportan como orates. Hay muestras evidentes de que allí les extrañan unas actitudes tan negativas y contrarias a los intereses de la nación española, aunque aquí estemos casi vacunados contra las majaderías.

El colmo del disparate es que Feijoo, para criticar la reforma española de las pensiones recomendara a Sánchez la reforma de Macron. Precisamente la de Macron. Solo se puede concluir que el líder popular y sus acompañantes no están a la altura de las necesidades y andan como pollos sin cabeza.

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