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Mujeres Abolicionistas de León
León
Martes, 7 de marzo 2023, 21:06
En este momento histórico, en medio de la cuarta ola del feminismo, se habla constantemente de una división dentro del movimiento. Pero hablemos con propiedad: la realidad es que tal división no existe, pues feminismo sólo hay uno. Como movimiento político, económico, social y cultural ... que es, siempre ha tenido una agenda muy clara con unos puntos claves e indiscutibles en defensa de los derechos de las mujeres. Y para su reivindicación no son necesarias ni performances con mujeres barriendo o haciendo twerking, ni batucadas.
Sin embargo, hemos de decir que esta fama «divisoria», en parte, beneficia al movimiento, acercando a más mujeres a informarse sobre lo que realmente es y no es ésta nuestra lucha. Pongamos un ejemplo: si hoy en día una parte de la lucha antirracista defendiera que las personas negras, si así lo quieren, son libres de poder seguir siendo oprimidas por su color de piel, ¿acaso creéis que se hablaría de una división de la lucha antirracista en el seno de este movimiento social y sería percibido como un «antirracismo dividido»? Con nosotras, las mujeres, está pasando esto mismo. Se nos programa desde que nacemos como sujetos «libres de elección», envueltas en un patriarcado del consentimiento que conseguirá que seamos nosotras quienes busquemos cumplir con la normativa moral capitalista y patriarcal, alianza que nos empujará deliberadamente a conformarnos y «consentir» cómodamente con las enseñanzas de la parte del patriarcado más demagógica y perturbadora: el feminismo liberal. Basta ya.
Basta ya de hacernos creer que eso es feminismo. La lucha de las mujeres lleva tres siglos defendiendo nuestros derechos y libertades, oponiéndose a todas las trabas y limitaciones impuestas por un sistema patriarcal y capitalista. Mientras no crezcamos con una coeducación real y efectiva, seguiremos cayendo en la trampa del neoliberalismo sexual, esa falacia de la libre elección, esa falta de ojo crítico en razonar sobre qué nos obliga a tomar determinadas decisiones, cuyo último fin, habitualmente, es la validación masculina. Todo ello contribuye a ocultar el verdadero objetivo: erradicar toda forma de opresión que sufrimos las niñas y las mujeres por el hecho de haber nacido con sexo femenino. Eso sólo es posible a través del feminismo radical.
En esta marcha del 8M reivindicamos nuestro espacio. Un espacio seguro donde prevalezcan la
memoria histórica del movimiento feminista, la defensa de los derechos de las mujeres y la denuncia de esa alianza criminal entre el machismo y el capital que cristaliza en la defensa, desde las instituciones públicas, del mal llamado «trabajo sexual» o del borrado de las mujeres. Nuestra seguridad y nuestros derechos como mujeres y ciudadanas de pleno derecho no se debaten, simplemente se defienden.
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