Lo normal es no tener muy claro de qué escribir. Luego está lo de no saber cómo escribir. Un día es Bin Laden y al otro nos dicen que Ben Laden. Pero Ben parece como americano, como Ben Hetch, el guionista no acreditado en tantas ... películas y autor de la estupenda novela 'Los actores son un asco'. Luego sale el ISIS. Al poco tenemos que escribir Dáesh. Me sonaba al anuncio de Dash de la tía Felisa (Laly Soldevilla). Más tarde llegó Catar, igual que un verbo, nada de Qatar. Ahora, por lo de Rushdie, hemos vuelto a la fatwa, que fue fatua y luego fetua, demasiado parecido a feta, el queso griego. La insumisión se la podía permitir Juan Ramón. «Mi jota es más hijiénica que la blanducha G» (aunque fuera un guarro de viejo). El odio a lo inútil y antipatía a lo pedante cuajaron en 'Poesías escojidas' (Washington, 1949). Le dijeron que en un libro de poesías no era adecuado. Demonios, si la poesía es el único sitio que permite la independencia.
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