Nos cae año de elecciones

Uno de los teoremas más intrigantes cuando yo estudiaba Ciencia Política era el debate sobre la memoria a corto plazo que tiene el elector medio. Yo nunca he creído mucho en lo del elector racional y menos en lo del elector medio, ese que parece recordar solo lo que sucede mes y medio antes de ir a votar. Dijo Bismarck que nunca se miente tanto como antes de las elecciones, durante la guerra y después de la cacería. En León el período electoral es todo uno: comicios-batalla-caza. A mi me parece que la memoria empieza en el balance y el de este año habla objetivamente del pulso -débil como de pupita gorda- de León: menos población, menos empresas y negocios, menos empleos. Lo de la población tiene que ver con el decrecimiento vegetativo de una provincia envejecida en la que muere más gente que nace, pero también con la salida de personas que buscan oportunidades mientras que aquí se les niegan. Claro está, aquí siempre queda el refugio facilón de echarle la culpa a la Junta y a la autonomía. La Junta alguna tiene, porque cuando se gobierna hay que generar expectativas, pero será, en todo caso, acorde con sus competencias. Porque la concentración de poder socialista es ahora inmenso. Y los socialistas, cuando no gobernaban, tenían la solución mágica para el envejecimiento, la despoblación y la atonía. Mecachis, que se les ha olvidado en cuanto gobiernan, a tenor de las cifras del último año. Y para mayo y para cuando toque después del verano en todas las elecciones, la culpa no será suya y de nuevo se les ocurrirán ideas ingeniosísimas para parar este declive. Y ahí veremos la memoria del votante medio del teorema.

Yo estoy dispuesto a votar al que me prometa adelgazar sin renunciar a los dos donuts de media mañana. Al cabo, por qué no me iban a prometer eso si me prometen soluciones sencillísimas a los graves problemas de León. Luego ya viene ese tridente mágico que componen mi madre, mi hija y mi mujer a recordarme que con donuts no me baja el barrigón, y espero que haya un equivalente para recordarles a los votantes que sin ideas, con presión fiscal insostenible y con gasto público poco encaminado no mejoran las perspectivas reales, por más que las que fabulan los políticos en sus redes sociales y su propaganda prometan subvenciones Next generation sin límite, mesas por León de las que no hemos vuelto a tener noticia tangible y transiciones ecológicas que nos dejaron sin térmicas, pero que nos han traído agencias espaciales e infraestructuras férreas de tren bala entre Ponferrada y León.

Lo raro es que de aquí salgan astronautas, que salen, por cierto, de su propio esfuerzo y de una Universidad que bien merecería más ayuda de todas las instituciones cercanas. Pero el caso es que salen -en los dos sentidos, surgen y luego se van- y eso es porque materia prima hay, a pesar de las guerrillas a corto plazo que nos brindarán las próximas campañas electorales. No me digan que no les da pereza y pavor a partes iguales.

Yo les deseo a mis amigas y amigos de la política esfuerzo, realismo y, en no menos medida, suerte. Y a todos ustedes patientia mater virtutis. A ver si entramos en el siguiente año de manera que la portada de Leonoticias se parezca más a la de la lotería que a la sección de sucesos. Lo dicho, que gracias por la paciencia de leernos un año más y feliz año 2023, que nos cae año de elecciones.