De un día para otro las redes sociales te pueden hacer famoso o infame. El lunes casi toda España escuchó el nombre de Elena Cañizares. La joven narró en Twitter que ha dado positivo en covid y que sus compañeras de piso le exigen que ... se vaya al pueblo. Elena se niega porque la cuarentena se pasa en la vivienda actual y sus padres son grupo de riesgo. Twitter respondió masivamente y de ahí a las televisiones. La estudiante de enfermería compartió mensajes y audios de sus convivientes, que amenazan con denunciar. ¿Cometió un delito Elena? Los expertos no se ponen de acuerdo. De momento, la joven ya ha eliminado los tuits.
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El caso ha reabierto el debate sobre la privacidad de las conversaciones en Whatsapp y su empleo en redes sociales. ¿Se identifica o no a las compañeras? ¿Influye la enorme repercusión? Con las nuevas tecnologías la intimidad ha perdido su consistencia. Entregamos partes de nuestras personalidades, bonitas o feas, que acaban incluso en las tertulias televisivas. Ya ni si siquiera se puede ser egoísta a gusto.
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