La política no para ni para dejarnos coger aliento. No para ni para dejarnos parar. Y además suele enredarse en una sarta de tonterías plenamente alejadas de lo que los ciudadanos tenían en mente el día que fueron a votar. Los que no han dejado ... de enredar con las encuestas preelectorales y todavía no nos han explicado si les ha dado mucho rubor la fabulación que nos han colado en las semanas previas a las votaciones con resultados imposibles de conciliar con la realidad, atacan de nuevo con el rollo de los pactos para el día 17.
Ya se pueden figurar que yo en esto de los pactos para elegir alcaldes he visto de todo, he sufrido de todo, he intrigado de todo y hasta he conseguido de todo. Se me saltan las lágrimas al recordar algunos alcaldes populares elegidos por concejales de Izquierda Unida. He visto pactos que han saltado por los aires diez minutos antes de entrar al salón de plenos, y odios chechenos que impedían llegar a un acuerdo difuminarse por la vaporosa pero arrolladora fuerza de las dedicaciones exclusivas. Qué me van a contar y qué les voy a contar.
En esto de formar equipos de gobierno no hay imposibles, hay genios del trueque. Aquí había gente que hacía empalidecer a Picasso, que decía aquello de «yo hago lo imposible, porque lo posible lo hace cualquiera». Pero o se han muerto o nos hemos ido retirando. Y claro, queda la peña desvalida a la hora de explicar pactos con los que van a ir al infierno para poder ir juntos a la alcaldía.
Aquí hay mucha gente del leonesismo puro que cree que lo único importante es lo que pasa en León capital, pero en esta provincia en estos días bullen las calderas de la negociación de decenas de pactos municipales. Y veremos también la Diputación. «Los que dicen que es imposible no deberían molestar a los que lo están haciendo», decía Albert Einstein, y hay que aplicárselo a los negociadores de alcaldías. Luego ya, si eso, como en Bienvenido mister Marshall, como alcaldes nuestros que son, nos deben una explicación y esa explicación que nos deben nos la van a pagar, pero ya si acaso después de que pasen las elecciones generales.
A mí la matraca de la lista más votada que me la den los socialistas después de que hayan impulsado un cambio legislativo como el que propone Feijóo, o que nos la ahorren. De los mismos de «hago una moción de censura con menos votos y menos diputados» pero qué a gustito he estado yo en La Moncloa, llega ahora la llorada de que gobierne la lista más votada.
No tengo ni idea de qué va a pasar en el Ayuntamiento de León; como a tres cuartas partes de esta provincia o más que no viven en él, me interesa, pero de refilón. Y me parecerá bien cualquier pacto que ponga alcalde o alcaldesa, porque los pactos nacen de las urnas y no de los que reparten carnets de demócrata por las esquinas sin que nadie les haya legitimado para ello. Como también me parecerá bien si no hay pacto alguno, porque a diferencia de lo que sucede para formar el gobierno de la Nación, la norma electoral local dejar resuelto lo que pasa en ausencia de mayorías absolutas.
No me da la cabeza, ni aún la barriga, para saber qué piensan los leonesistas al respecto. Como politólogo me intriga ver cómo explican justo antes de unas elecciones generales en las que esperan meter la cabecina en el hemiciclo del Congreso que apoyan a unos u otros, si es que lo hacen.
Mientras tanto, la política no para. Ahora con las listas de los partidos para Congreso y Senado, con lo abierto que está todo en circunscripciones como León con cuatro diputados, que es más fácil la lista del Senado con su sistema mayoritario. Luego con las encuestas, empezando por las que nos hará Tezanos, para decir después que se acercó bastante. Bastante es la medida ideal para explicar que Brad Pitt y yo nos parecemos bastante, dos brazos, dos piernas, dos ojos, dos güitos (es de suponer), dos orejas. No me negarán que los dos nos parecemos bastante más que, pongo por caso Brad Pitt y una madreña o Brad Pitt y un ornitorrinco. Eso es lo que se parecen las encuestas de Tezanos y la cruda realidad.
En el entretanto, la política no para. Bastante.
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