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María Jesús Fernández Herrero
Martes, 14 de junio 2022, 14:06
De nuevo, la Asociación de Vecinos La Palomera y el Ayuntamiento de León nos han sometido a miles de vecinos del barrio de La Torre a un fin de semana de verdadero infierno acústico. Durante tres días, 10, 11 y 12 de junio hemos tenido debajo de nuestras casas, en el solar y aparcamiento de la calle El Encinar, a una veintena de atracciones y casetas de feria, una discoteca móvil y una barra de bar emitiendo salvajadas de decibelios hasta altas horas de la madrugada.
Y una salvajada de decibelios es exactamente cuatro veces lo permitido por la ley, según hemos podido medir con el aparato decibelímetro, lo que sitúa la presión sonora, según la normativa, por encima del umbral del dolor.
Todo esto durante tres días y hasta la madrugada. En la penúltima edición de la fiesta, antes de la pandemia, tuvieron que llamar a los servicios de urgencias para atender a un anciano por el ataque de pánico que le produjo ver como temblaban sus persianas por el ruido que entraba en su casa desde la fiesta. Muchos vecinos tienen que irse todo el fin de semana de sus viviendas porque no pueden aguantar las embestidas y vibraciones acústicas inhumanas para la salud, sin exagerar un ápice.
Desde hace varios años el Ayuntamiento está al tanto de esta agresión que se repite la segunda semana de junio. Abrieron un expediente por ello pero, no sólo no han hecho nada, sino que la propia concejala del Consistorio, encargada del barrio, inauguró el evento, el viernes día 10, y dio carta de naturaleza al salvajismo decibélico. La Policía Local ha tenido que actuar durante varios años; en sus archivos constan las intervenciones.
A la Asociación de Vecinos La Palomera se les ha avisado de la barbaridad que supone hacer una fiesta de ese tipo al lado mismo de miles de viviendas que sufren el ataque directo de los decibelios multiplicados por cuatro hasta la madrugada, pero pasan del tema y les es lo mismo porque ellos no lo padecen. Por poner un símil, es como si la asociación de vecinos de San Claudio (por ejemplo) hiciera una fiesta brutal en el barrio de la plaza de toros.
Así las cosas, ante estos abusos reiterados, con la anuencia del Ayuntamiento que no puede alegar ignorancia, la única salida que nos dejan a los vecinos de La Torre es poner definitivamente el asunto en manos del juzgado, pedir además responsabilidades a la concejalía correspondiente, a la Asociación La Palomera, y constituir nuestra propia asociación vecinal del barrio de La Torre.
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