José Rafael Fernández
León
Lunes, 12 de junio 2023, 21:47
Los vecinos del tramo final de la Avenida Padre Isla asistimos silentes y expectantes a cómo termina el arreglo de nuestra calle. Esperanzados por lo prometido, dos amplias aceras, ya construidas, con hasta setenta árboles plantados en el suelo, un carril para ir a Carbajal ... y otro para aparcar en línea con hora que relaje el número de coches, vemos cómo la idea de acercarnos a los objetivos de los Fondos de la Unión Europea se trunca sin remedio. El plan cambia a iniciativa no se sabe de quién, los árboles desaparecen, los aparcamientos sin hora proliferan y algunos negocios persisten en abusar descaradamente del dominio público como si fuera privativo, mientras los residentes tenemos que pedirles perdón por molestar. Más de un millón de euros después, somos conscientes de que volvemos al pasado gris de la Avenida 18 de julio, una mala salida al norte, abarrotada, sucia, contaminada, de suelo ya manchado de grasa. En definitiva, fea e inhabitable. Vaya con la Unión Europea, ¿nadie controla?
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