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Otra campaña electoral, la enésima, que nos meten entre pecho y espalda a los sufridos electores
Carlos Javier Taranilla
Miércoles, 17 de mayo 2023, 10:55
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Carlos Javier Taranilla
Miércoles, 17 de mayo 2023, 10:55
Otra campaña electoral, la enésima, que nos meten entre pecho y espalda a los sufridos electores.
Pero, ¿aún creen sus protagonistas que sirven para algo aparte de lucir sus caras sonrientes?
Dice Pérez Reverte, lenguaraz como pocos, que en España no se vota «a favor de», sino «en contra de». Es decir, átense los machos los incumplidores.
Lo cierto es que, en este país, a estas alturas, nadie se cree nada. Desde hace mucho, sí, pero, ahora, aún menos. Y es que una cosa es lo que afirma el candidato por la mañana y otra lo que hace el presidente por la tarde cuando ya manda, o sea, lo que dice Pedro y lo que hace Sánchez, como sostenía su anterior vicepresidenta, hoy defenestrada «amorosamente», según ella, aún superviviente de las modelos de Zapatero el gracioso, luego veréis por qué.
El otro día, un candidato aguantaba el tipo al pie del palco de música de La Condesa haciendo no sé cuántas suculentas promesas poselectorales, por escrito y todo. Después de que su partido haya votado afirmativamente a la ley esa del sí, pero su portavoza parlamentaria critique aceradamente a la ministra impulsora. O bien enumere cuarenta y tres razones para censurar al presidente pero vota en contra de censurarle. Y es que, azote de todos, cuando llega la hora de la verdad, no azota nada; o sea, como en aquel soneto del padrastro del hidalgo manchego, «miró al soslayo, fuese y no hubo nada».
O ese otro «page» que dice que, según con quien, no hay que ir ni a la vuelta de la esquina, pero sigue adosado a su jefe de filas, el cual se deja acompañar por según quien cuando es menester y hayan tenido que ser ellos quienes reculen. O sea, que estamos en campaña y, por decir, que no quede. También dijo don «Vara de decir», el extremeño, que si se amnistiaba a los del 'procés' cogería la puerta. Cuando se la mostró un senador del PP, hizo como que tomaba nota; pero... «fuese y no hubo nada».
Por no hablar demasiado de aquel otro jefe de filas cuya mejor crítica al viaje de don Pedro a «Cá Bilden» –donde, por cierto, fue ninguneado tras la foto del choque de manos, pues el emperador de Occidente se limitó a leer una tira de papel escrita sin mirarle ni a la circunstancial cara, y la rueda de prensa se la tuvo que montar en la calle–, la crítica más constructiva del gallego fue que, como viese el Air Force One, iba a querer otro igual para él. Así lo manifestó por palabras de presente Zapatero en un mitin, que no lo dejaremos pasar para una vez que dice algo gracioso quien huyó como por pies de la cita electoral que le correspondía tras el hachazo social de mayo de 2008. «Días de vértigo» tituló su problema cuando lo dio a la imprenta, quien había vivido días de vino y rosas en Rodiezmo acompañado de femenina corte (Leyre, Viviana), del hoy contestatario Guerra (que a él sí que no lo conocería ni la madre que...) y de los líderes sindicales, todos puño en alto mostrando sus relojes de tronío.
Quedan muchos más candidatos que despellejar, ya lo sé. Ponga aquí el lector los que quiera, que por muchos que ponga, hasta cubrir los ocho mil y pico municipios, los doce parlamentos autonómicos y los dos de las ciudades autónomas Ceuta y Melilla, no se quedará corto.
Si el sufrido gobernador levantara la cabeza, ya lo creo que espetaría a los cuatro vientos aquello de «¡Quédense aquí con su ínsula, señores!», pero déjennos en paz. Y, además de ganar la paz, nos ahorraremos dinero público, que aunque no sea de nadie, como también pontificaba la susodicha vicepresidenta, es de todos.
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