Secciones
Servicios
Destacamos
Para alcanzar los objetivos de vacunación, España necesita suministrar dos millones de dosis cada semana, pero el ritmo actual vuelve fabuloso al día en que se ponen cien mil. Al tiempo que se rechazan todas las propuestas de la sociedad para ayudar a controlar ... el virus o paliar sus efectos –pienso en los enfermeros de las Fuerzas Armadas, en los farmacéuticos, en los médicos jubilados o en las asociaciones vecinales–, desde la clase política se nos pide paciencia. Un año después, lo socialmente aceptable sigue siendo la resignación. Tratar de encontrarle el lado bueno a una pandemia, más que difícil, es absurdo; y, sin embargo, aún se nos pide que, por arte de birlibirloque, transformemos la angustia en entereza.
Yo aspiro a poder decir en voz alta, sin que nadie me tache de nihilista o pose sobre mis espaldas un supuesto egoísmo frívolo, que la felicidad ya no existe para mí; o al menos que, sin duda, es peor ahora. La felicidad minúscula es bella cuando la posibilidad de disponer de la propia libertad no está cerrada, es decir, cuando la elegimos. Impuesta, se vuelve un sucedáneo triste de algo que siempre está más allá. La alegría de antaño hinchaba los pulmones, la de ahora los atenaza y convierte cada bocanada, ante la duda de si a partir de ahora esto será todo, en un pequeño harakiri. Reivindicar la tristeza en un mundo triste es una forma de no acostumbrarse: quiero que vuelvan las causas perdidas, las ciudades lejanas y los amigos que te echan del sofá porque su hospitalidad también tiene un límite; no quiero olvidar los trenes de segunda clase, el verano ni mis ganas de ir a Santiago de Chile. Estamos tristes para poder, algún día, retomar la vida donde la dejamos.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.