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Ola de calor

Ola de calor

Uno de los motivos por los que hace ya muchos años hice de León una opción de vida fue por evitar el calor tórrido que se pasaba en Alcalá durante el verano

Miércoles, 15 de junio 2022, 14:30

Uno de los motivos por los que hace ya muchos años hice de León una opción de vida fue por evitar el calor tórrido que se pasaba en Alcalá durante el verano. Cierto es que mis padres resolvieron el problema comprando una casa en el ... Escorial, lugar privilegiado de la sierra madrileña en el que, mientras ellos se quedaban trabajando- como todos los padres de la época- nos mandaban a mis hermanos y a mí para evitar las temperaturas veraniegas complutenses, que me rio yo de Córdoba.

Visto con la perspectiva que dan los años, me sigue impresionando lo mucho que trabajó esa generación para sacarnos adelante y para que sus hijos, nosotros, disfrutáramos lo mas posible de lo que, por las circunstancias de la vida- en el caso de mis padres una guerra civil- ellos no pudieron.

Y llegados a este punto no se si hablarles de la ola de calor que si la AEMET no se equivoca nos acompañará, como mínimo hasta el viernes- lo que me parece un horror- o de esa generación que tanto nos ha marcado a algunos de nosotros y que vería como mínimo con extrañeza que gente que nunca lo vivió resucite una y otra vez los fantasmas del pasado; de un pasado del que encima hablan de oídas, porque la mayoría de sus protagonistas que podrían hablar del mismo con propiedad, por desgracia y por años, han ido falleciendo.

Y esto viene a cuento de las soflamas que la insigne vicepresidenta de este Gobierno que tenemos- que da mucho dolor de cabeza porque es todo menos un Gobierno- sí, sí, esa misma que va a bajar la electricidad y el gas y va acabar con la inflación galopante (qué fácil es hablar o, mejor, mentir), las soflamas, digo, con las que se despachó en un mitin el pasado fin de semana, en el fragor de la campaña andaluza, pidiendo a los andaluces que votaran para poder tomar represalias contra los franquistas. Literalmente, «Yo-Yolanda», ingenioso mote cargado de realidad que le puso Alsina a la política mejor valorada según el CISS (madre mía cómo estamos), espetó a los presentes que allí estaban, en nombre de los represaliados franquistas, «su gente», la que, según ella, había conocido las cárceles franquistas, por los que pedía el voto para ella y su formación.

Aunque los consejos son gratis, y seguramente sea mejor no darlos, no me resisto a decirle, para que pueda seguir disfrutando de ese «number one» de política más valorada- y que conste en acta que a mí el CISS no me ha preguntado jamás- que debería reflexionar acerca de si lo de Franco no es una matraca trasnochada y de si puede motivarse a los andaluces para acudir a las urnas en la segunda década del siglo XXI- por si no se había dado cuenta- con la feliz aspiración de «votar contra Franco», que usted propugna.

Me pregunto, señora vicepresidenta de este Gobierno que nos está llevando por la calle de la amargura, si tan poco tiene usted que ofrecer de su «afamada» gestión que tiene que andar resucitando esos fantasmas y «amenazando» a los andaluces con la vuelta a tiempos más que superados si no la votan ¿Es ese el argumento clave de su discurso?

Supongo que seguir viviendo políticamente del odio a Franco es una forma, como otra cualquiera, de hacer política, por muy patética que a mí me parezca. Para algunos, como le pasa a la vicepresidenta, se convierte en su «leitmotiv», la esencia de su quehacer público, y por ello se empeñan en lanzar ese mensaje ilusionante que tanto puede aportar a los andaluces y al resto del país. El problema es mío, seguramente, por no ser capaz de entender el profundo calado de este sermón.

Y no lo entiendo porque en unos tiempos en los que los ciudadanos no necesitan nada (pero nada de nada) porque todo está perfecto y no cabe, ni en sueños, pensar en propuestas políticas que mejoren la vida de la gente (que es inmejorable), para legitimar su voto y darle utilidad no hay como pedir que acudan a las urnas contra Franco…. lo de intentar buscar fórmulas para bajar la luz, el gas, los combustibles, la inflación y hasta el pan, que están por las nubes por el «mal hacer» de algunos, lo de gestionar adecuadamente el dinero público…se quedan en nada si los comparamos con ir a votar contra Franco… peccata minuta. Esta claro que odiar a Franco y concentrar ese odio en un voto es lo verdaderamente importante.

Con este sesudo discurso les veo, a usted y a los suyos, catapultados al estrellato el próximo domingo.

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