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Estos días, en los que el calor nos ha dado una tregua- que ya se sabe que por la noche en León no se puede salir sin chaquetina- hemos asistido a la precipitada vuelta a la actividad del Presidente del Gobierno y sus Ministros que, ¡oh, afortunados de nosotros, los españoles!, han tenido a bien adelantar un par de días sus largas vacaciones estivales.
Buscando las razones de esta vuelta antes de tiempo (un par de días, no vayan a creer, que, cual hazaña, han cacareado a todo trapo) hay opiniones de todo tipo: desde la de mi prima Ana de la que ya les he hablado (que tuvo la ocurrente idea del «desescalabro») que dice que los mosquitos del virus ese del Nilo estaban demasiado cerca del Palacio de las Marismillas, a aquellos que sostienen que nuestros queridos paisanos asturianos no son buenos anfitriones (que nos cuenten eso a los de León), o quienes apuntan al denominado efecto Bloomberg, plataforma norteamericana que ha propinado un sonoro bofetón a Sánchez en forma del siguiente titular: «Spain's Mounting Coronavirus Crisis Is Met by Government Silence» algo así como «La creciente crisis del coronavirus en España se resuelve con el silencio del Gobierno» (Cada uno que lo traduzca como quiera que a mí, por escrito, no me gusta utilizar lenguaje inadecuado).
Quiero pensar que son las malas lenguas las que dicen que la vuelta se debe al citado titular del 19 de agosto, porque no me cabe en la cabeza que tenga que publicarse algo así en la prensa extranjera para que nuestro Gobierno reaccione y se de cuenta que, con un país en caída libre que está volviendo desgraciadamente a una cifra de contagios diarios que pone a España a la cabeza de Europa (y no dejamos de empeorar), con el paro a máximo nivel y creciendo, con la decisión pendiente acerca de si se alargan o no los ERTES (y de paso la gente pueda comer), con un sinfín de sectores obligados a cerrar actividad sin ningún tipo de ayuda (sirva de ejemplo la hostelería o el ocio nocturno abocados a la ruina más absoluta), con la con la vuelta al colegio sin un plan adoptado, con los Presupuestos Generales del Estado en el aire y con ello, en parte, las ayudas europeas…. y no sigo porque me da un ahogo…, retomo, no me cabe en la cabeza, repito, ¡¡¡¡NO ME CABE EN LA CABEZA!!!!! que con este panorama haga falta un titular de prensa extranjera para hacerles entender lo que pensamos todos: en este año 2020, que no se nos va a olvidar a ninguno de nosotros, lo más lógico es que el Gobierno no se hubiera tomado vacaciones y no hubiera perdido tres semanas cruciales para los intereses de nuestro país.
Cierto es que, la maquinaria mediática, entre elucubrar dónde se ha marchado nuestro Rey emérito, el cese de Cayetana Álvarez de Toledo, las noticias sobre Cataluña, el jarabe democrático a los de Galapagar mechado con entrevistas en revistas del corazón, las horas que dedican los telediarios a contarnos cada rebrote (con especial énfasis en los de Madrid), debe pensar que esconden la evidencia y nos tiene entretenidos. Y, por si fuera poco, nos lo aderezan con alguna comparecencia del Dr. Simón, que en un arrebato de sinceridad ha dicho la sesuda frase de «las cosas no van bien», reconociendo- que si no fuera por su fondo trágico es de chiste- que no han hecho acopio de remdesivir, el único medicamento que está ayudando a luchar contra el coronavirus.
Pero, a nada que hables con cualquiera, la gente se pregunta, nos preguntamos, sin ocultar cierta angustia, ¿qué va a pasar en otoño?. ¿Nos vuelven a confinar?. ¿Me prolongan el ERTE?. ¿Cuándo me pagan el sonado Ingreso Mínimo Vital?.¿Podré llevar a los niños al cole, que con los abuelos no les puedo dejar que son grupo de riesgo?.¿Mis hijos estarán seguros en el Colegio?.¿Cómo será la enseñanza?. ¿Cuándo podré abrir mi local?. ¿Cómo pago a mi arrendador sin ingresos?….. agotador.
Y salvo que por algún efecto sanador haya una máxima que prohíba tratar todos estos temas en agosto- que desde luego yo desconozco- ya me contarán cómo podemos definir que, cayendo la que está cayendo, el Gobierno se coja tres semanas de vacaciones.
Que no digo yo que Sánchez y sus Ministros no tengan derecho a unos días de descanso pero, con la que tenemos encima más les valdría haber pospuesto esas vacaciones hasta que la situación fuera un poco más favorable, porque este asueto gubernamental a todo trapo con el país manga por hombro, me parece una burla a los ciudadanos. Las vacaciones hay que merecerlas, señores, y no es el caso.
Como los malos estudiantes, este Gobierno ha suspendido prácticamente todas las asignaturas por lo que, para examinarse y recuperarlas en septiembre, más les hubiera valido quedarse en casa hincando los codos, algo que con tantas vacaciones no han hecho, así que me temo que toca repetir el curso, o peor, nos tocará repetirlo a todos.
Sin necesidad de que Bloomberg lo pusiera negro sobre blanco en el citado titular, las vacaciones de los servidores públicos no deben sentirse socialmente inoportunas, y mucho menos, desobedecer el compromiso mínimo exigible a cualquier gobernante responsable que, en aras al interés general, se supone que estará siempre con aquellos a los que gobierna, sobre todo en situaciones extremas. No creo que miles de ciudadanos cuya economía o cuya salud penden de un hilo, coincidan con la opinión de la locuaz Ministra Montero, portavoz del Gobierno, cuando señala que la elección de Doñana por Sánchez para su descanso estival es muy de agradecer porque atrae turismo a Andalucía. El turismo casa muy mal con la ruina.
La parálisis institucional, la inestabilidad política en la que estamos incrustados, con imágenes de playas y tumbonas, Ministros que charlan con imputados a la orilla del mar (y sin mascarillas), declaraciones de Ministros contra las más altas instituciones del Estado, la Monarquía y el Poder judicial…. raya en la frivolidad más absoluta y resulta una anormalidad democrática con la que nos quieren acostumbrar a convivir, y no sé ustedes, pero yo no trago.
Ante el deterioro de la situación sanitaria, económica, política y social necesitamos estabilidad, necesitamos liderazgo, necesitamos una acción clara y planes determinados de un Gobierno que gestione.
No necesitamos un Presidente afincado en su poltrona (y en su tumbona) que no pone orden ni entre los suyos, que andan a la greña, demostrando que es el Gobierno del desgobierno. Y es que ayer mismo, para aflojar la presión sobre la comunidad educativa, nos desayunamos con que el Vicepresidente del Gobierno acusaba de inacción a la Ministra de Educación, mientras ésta y su jefe les pasaban la patata caliente que supone la vuelta a las aulas a las Comunidades autónomas, que ahora son las responsables últimas de que todo vaya bien, o como está pasando, de que todo vaya mal. En fin, como pueden ver, un disparate todo… y seguimos.
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