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Habemus Presupuestos Generales para 2023, a falta de la votación en el Senado. «La votación más importante del año», según reza el tópico, se celebró la semana pasada y obtuvo una mayoría de síes muy relevante (187 sufragios) en el Congreso. Con ello Pedro Sánchez ... asegura culminar los cuatro años de legislatura de un insólito gobierno de coalición con poca coherencia interna, pero al que han aglutinado desde el exterior las circunstancias adversas. Primero la pandemia, luego la crisis general sobrevenida por la Guerra de Putin y, en todo momento, la actitud disparatada y paranoica de los partidos de derechas han reforzado la cohesión del Gobierno hasta conseguir que funcione con unas mayorías parlamentarias relativamente holgadas.
Las derechas se han instalado en el metaverso madrileño según el cual, cada vez que gobierna el PSOE, «España se rompe». Nunca ha ocurrido, sigue enterita. Y eso que en Cataluña se celebraron dos referéndums y una Declaración Unilateral de Independencia (todos ellos ilegales) en medio de la más colosal ineptitud política y jurídica exhibida por un gobierno de la democracia. Era el Gobierno Rajoy. En la realidad virtual de la mayoría de los medios de comunicación de derechas (bien alimentados por los presupuestos de la comunidad y del ayuntamiento de Madrid) ocurre lo mismo que en los de Barcelona durante la fiebre del «procés»: la verdad ha sido abolida y solo importa la propaganda. Ahora simplemente ocultan que el Gobierno actual ha hecho frente a las crisis con muchos más aciertos que errores según todos los organismos internacionales (OCDE, FMI, BCE, etc.). Intentan soslayar lo que es un hecho incontestable, que España ha vuelto a tener un peso en la Unión Europea como no tenía desde Felipe González. De ahí los fondos de recuperación o la excepción ibérica. Y, por supuesto, no le reconocen a Pedro Sánchez éxitos como los de la cumbre de la OTAN o su elección como Presidente de la Internacional Socialista.
Negar la realidad tiene un alto precio: quienes así se conducen quedan impedidos para debatir honesta y civilizadamente cualquier asunto de interés general. También les imposibilita para hacer propuestas en positivo adecuadas a las necesidades de los españoles. Sin anclarse en el mundo real no se está en condiciones de llegar a pactos de estado o de cumplir la Constitución renovando sus órganos. Así que, a falta de argumentos, las derechas van al parlamento solo a emitir descalificaciones, denuestos, insultos o rebuznos. El PP siempre contó con algunos diputados mamporreros que hacían el trabajo sucio en momentos concretos. La novedad de esta legislatura es que se han generalizado y exacerbado los facinerosos. La mayor máquina de ruido y violencia verbal es Vox, pero la principal responsabilidad es la del PP por ser el grupo mayoritario de la oposición, quien debe marcar el tono de la controversia y, por tanto, el ambiente institucional. La semana pasada les interesaba devaluar y ensuciar la aprobación de los presupuestos para 2023 y montaron una cadena de provocaciones camorristas que, afortunadamente y por ahora, no tienen repercusión en el sensato clima social.
Si en algún momento existió la esperanza de que Feijoo pudiera cambiar la torpe deriva de Casado, ya se ha desvanecido. Los hechos demuestran que es prisionero «de la derecha política, judicial y mediática» según le dejó bien claro su principal periódico cuando quiso pactar la renovación del Consejo General del Poder Judicial y le obligaron a abortarla en el último instante. De todo ello presumió Ayuso en un «tuit» que dejó en ridículo a Feijoo y puso de manifiesto su debilidad como líder. A partir de ahora ya nadie puede esperar de él altura de miras. Su vuelo es meramente gallináceo
El misterio SERUNIÓN.
También la semana pasada fue noticia que la Junta de Castilla y León adjudicara el suministro de comida para todos los comedores escolares de León a la empresa SERUNIÓN, radicada en Valladolid, en el Polígono de San Cristóbal. Hasta ahora el servicio estaba dividido entre esa empresa y otra local, pero a partir de este momento lo monopolizará (tendencia natural entre neoliberales) la referida adjudicataria. Se da la circunstancia de que hace poco más de un mes fue noticia la aparición de extraños habitantes en la comida servida en el Hospital de León por la misma empresa. También hace pocas semanas las familias del Colegio de La Palomera habían pedido que no se le renovara la concesión. Pues bien, la Junta ha hecho oídos sordos a las quejas, aparentó un simulacro de investigación que cerró inmediatamente sin argumentos y dobló la apuesta. Antes SERUNIÓN tenía la mitad de la provincia y ahora la tiene entera.
Todo mundo entiende que, tratándose de niñas y niños, el principal criterio para su alimentación debería ser la calidad de la comida que se les suministra. Resulta muy difícil imaginar cómo se compensa el coste del transporte de la comida diaria desde Valladolid a Fabero (265 Km) o a Villafranca del Bierzo (258 Km) —por poner solo dos ejemplos— y a la vez mantener la calidad de los alimentos. Pero lo que resulta indiscutible es la absoluta irracionalidad del sistema diseñado por la Junta de Castilla y León.
Parecería lógico fomentar que cada colegio cuente con una cocina cercana, aprovisionada con productos de proximidad y atendida con empleos autóctonos, especialmente en los medios más rurales, que buena falta les hace para fijar población con estos y otros servicios. Pues siguiendo el criterio habitual, la Junta ha optado por centralizar en Valladolid la elaboración de comida para todos los colegios y mantener una flota de camiones y furgonetas llevando precocinados y congelados (para después recalentarlos) hasta el último confín de León. Por ese completo absurdo, durante el curso pasado, colegios del Bierzo se quejaban de que les sirvieran peras de Lérida. Por lo visto, en este caso y en otros muchos los sobrecostes económicos, los consumos energéticos o la seguridad del tráfico no importan. Como tampoco importan el fomento de actividades de autónomos o empresariales en los alejados y despoblados territorios de León. ¡¡Viva el vaciado de la autonomía más vacía!! Ahora bien, falta aclarar cuál es el secreto de SERUNIÓN, qué clase de bula tiene con la Junta de Castilla y León. ¿Por qué el Presidente, el Vicepresidente o la Consejera no se dignan dar las explicaciones que merecen los padres de los alumnos, los enfermos y trabajadores de los hospitales y todos los contribuyentes y ciudadanos?
Con todos estos precedentes, existe un dato bien seguro. Si hubiera dependido de la irracionalidad autonómica, Pablo Álvarez y Sara García no habrían sido elegidos como astronautas europeos. En cambio, compitiendo en Europa con otros 20.000 aspirantes lo consiguieron. La farisaica y obstruccionista actitud de la Junta respecto a las aspiraciones leonesas de obtener la Facultad de Medicina y la sede de la Agencia Espacial Española son otra prueba de la catadura de este gobierno autonómico.
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