Batas blancas vs Patas blanc

Soy de los que apuran hasta el último momento la visita al doctor, cuando ya no hay vuelta atrás. Tengo algo parecido a ese miedo escénico del que hablaba Jorge Valdano y que tienen todos los equipos cuando se enfrentan al gran Real Madrid en el Santiago Bernabeu.

Algo similar me ocurre a mí con todo lo relacionado con la medicina. Les diré que vivo al lado de un 'ambulatorio', ahora llamado Centro de Salud (donde había 'practicantes'), y siempre que puedo evito pasar por esa calle, como si estuviera gafada o diera mala suerte.

Esta semana acudí con el pequeño Telmo a que le pusieran las imprescindibles vacunas de los cuatro meses. Un auténtico tercio de banderillas de poder a poder, que menos mal que no pude ver. Por aquello del protocolo anticovid solo pasó su madre, y mejor así, porque de lo contrario aquello hubiera sido una cadena de agarrones, es decir, yo a la madre, y ella al niño. Todo ello sin hablar de la parte emocional, que ahí es donde está el asunto.

Por tanto, al no poder pasar, me fui con la jindama en todo lo alto a hacer lo que mejor se me da, ir al bar de enfrente y tomarme un café con una media de jamón y tomate, mientras leía el periódico que me sentó de lujo.

Y allí, en la cafetería, con la media a la mitad y rodeado de médicos, enfermeras y demás profesionales de la sanidad pensaba, en qué les habría motivado para estudiar aquello, de dónde habrían sacado esa vocación que dicen que hay. Porque no nos engañemos, vocacional también es lo nuestro, que como decía un amigo casi roza el sacerdocio al estar las veinticuatro horas.

No paramos de oír que necesitamos más médicos, y León y Burgos piden la facultad de Medicina, unos con más fuerza que otros. En Burgos se lo creen y lo tienen claro; en León aparentemente sí, pero desde dentro, desde la misma universidad no lo tienen tan claro. Debe ser que algunos temen que les quiten el reinado, y si además, aparece el exalcalde del pacto cívico y presidente de los médicos en la comunidad diciendo que igual ahora lo que sobran son médicos, cuando hace un mes iba a favor de obra, como que no da muchas garantías al tema.

Los médicos de familia de Castilla y León rehúsan trabajar en zonas básicas de salud rural. El 38 % de la población vive en pueblos.

No hay que ser un crack para saber que un médico cuesta mucho más en un pueblo que en una urbe, y todos sabemos que a priori pocos estudiantes de medicina piensan en enfocar su futuro a la medicina rural, pero algo habrá que hacer ¿no? Máxime cuando los incentivos que se han planificado no han obtenido su fruto, y además nos dicen que no hay interinos ni titulares suficientes, lo que conlleva que se pierdan más de 20 consultorios al no haber relevo.

La conclusión a la que llega uno que no fue precisamente de los primeros de la clase es que aunque faltan médicos, no hacen falta más médicos. A mi, que me lo expliquen.