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Ramón Gorriarán y DAVID GUADILLA
Madrid | Bilbao
Miércoles, 6 de mayo 2020, 08:33
El PNV, finalmente, votará 'sí' y Pedro Sánchez se garantiza así el respaldo necesario para mantener el estado de alarma al menos quince días más, hasta el 24 de mayo. El martes, Moncloa informaba pasadas las 21 horas de que el presidente había cerrado ... un acuerdo con Inés Arrimadas para que Ciudadanos vote 'sí' en el pleno que se celebrará hoy en el Congreso. El apoyo de los diez diputados liberales hacía virtualmente imposible que el 'no' siguiera adelante, aunque el PP finalmente rechace la propuesta del Gobierno, algo que no está decidido. Sin embargo, tras confirmarse el apoyo de los seis diputados nacionalistas ya no hay lugar a la sorpresa.
Ayer en el Senado hubo dos hechos que apuntaban ya a la 'fumata blanca'. Sánchez aseguró que las quejas sobre la unilateralidad han quedado desvirtuadas porque existe «un compromiso de cogobernanza y codecisión». Además, anunció que Salvador Illa se reunirá «de forma bilateral» con los consejeros de Salud. Se acabaron las entrevistas múltiples, como reclamaba el Gobierno vasco.
El pacto con Cs establece que el Ejecutivo mantendrá contactos semanales con la formación naranja para informar sobre la crisis sanitaria y «consensuar» algunas resoluciones para la desescalada y la apertura de un diálogo sobre las medidas económicas ligadas hasta el momento al estado de alarma. Pero, más allá de la literalidad, el documento supone un balón de oxígeno para Sánchez, que se veía abocado a echar mano de la calculadora.
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La realidad es que el Gobierno ve cómo cada vez se le hace más cuesta arriba mantener vivo el estado de alarma. Sánchez había incidido horas antes en que es el «único instrumento que permite ahora mismo salvar vidas y defender la salud de los ciudadanos» porque «no hay alternativas». Desde Moncloa insistían en que solo este precepto constitucional permite restringir los movimientos, algo que ha sido vital para contener la pandemia. Pero su gestión durante los dos últimos meses y su incapacidad para tender puentes con el PP, por un lado, y para retener a sus socios de investidura, por el otro, le había llevado a una situación límite.
El PP había recalcado que «no apoyará» la prórroga del estado de alarma. Lo más probable es que se abstenga, pero tampoco está descartado el rechazo frontal. Ayer, los principales presidentes autonómicos metieron presión a Pablo Casado para que dé una última oportunidad a Sánchez.
Pero el desmarque del PP iba a escenificar la soledad del Gobierno en un complicado equilibrio parlamentario. El Ejecutivo tiene asumido que Pablo Casado no va a volver a la casilla de salida después de la escalada verbal que ha protagonizado en las últimas semanas contra Sánchez. Su papel como líder de la oposición quedaría tocado.
El coronavirus en cifras
Ayer, Sánchez apeló a la «unidad», pero, sabedor de que es un brindis al sol, decidió lanzar una ofensiva política para asegurarse el apoyo de Ciudadanos y el PNV. Los 10 escaños de los liberales y los 6 de los nacionalistas vascos aparecían como claves. El peor de los escenarios para el Gobierno sería el voto en contra de los populares, porque unido al de Vox, ERC, JxCat, la CUP y otras formaciones regionalistas la cifra rondaría los 165 escaños. Y Sánchez solo tenía asegurados en ese momento alrededor de 160. Así que los diez de Ciudadanos se conviertieron en un premio.
Pero no solo por la aritmética. Sánchez logra evitar la imagen de ser un presidente sostenido solo por el respaldo de Unidas Podemos y varias formaciones minoritarias. ¿Y qué logra Arrimadas con esta operación de riesgo? Intentar marcar distancias con el PP y volver a recuperar el espacio del centro.
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