El Rey se sumó este sábado a los elogios del dispositivo de acogida a los refugiados afganos recibidos la semana pasada por la Unión Europea y Estados Unidos. Don Felipe visitó el centro temporal levantado en tan solo 24 horas por la Unidad Militar de ... Emergencias (UME), situado a pie de pista de la base aérea de Torrejón de Ardoz (Madrid), para conocer las instalaciones y conversar con los funcionarios y voluntarios de la Cruz Roja que se ocupan del operativo de acogida.
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Acompañado por el presidente Pedro Sánchez y varios ministros, el también mando supremo de las Fuerzas Armadas, que este sábado prefirió vestir de civil en su periplo por el recinto militar, manifestó su reconocimiento a todos los participantes «por su voluntad y capacidad profesional», según señalaron fuentes de la Casa Real. Este equipo ha atendido a más de 2.200 colaboradores afganos de España y los aliados y sus familias en tan solo 10 días, la mayoría mujeres y niños.
El agradecimiento del Rey fue transmitido a Sánchez para que se lo hiciera llegar «a todos» los integrantes del dispositivo humanitario en Madrid, Kabul y Dubái. Y se sumó a las buenas palabras que ha recibido el centro de Torrejón desde su montaje, el pasado miércoles 18 de agosto.
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Primero fue la embajada estadounidense en España, cuyo agregado de Defensa se mostró gratamente sorprendido tras recorrer el campamento el viernes 20. Y el pasado fin de semana, en un sábado frenético para el líder socialista, con la llamada de 25 minutos del presidente norteamericano Joe Biden y la posterior visita a la base aérea de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y de su colega en el Consejo Europeo, Charles Michel.
«En un momento de necesidad España ha demostrado su gran sentido de solidaridad. Es un ejemplo de lo que es el alma de Europa en su mejor expresión», alabó la líder comunitaria ante Sánchez; «Agradezco tu liderazgo por adoptar inmediatamente esta iniciativa para demostrar la dignidad europea», remachó Michel. De forma previa, Biden elogió también «el liderazgo de España» en la búsqueda de apoyo para las mujeres y las niñas afganas.
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El inquilino de la Casa Blanca se congratuló, además, de que su aliado aceptara que las bases de Rota y Morón de la Frontera –de titularidad española pero de uso compartido– acogieran el tránsito de colaboradores afganos de Washington y sus familiares. Según recoge el memorando de entendimiento, hasta un máximo de 4.000 personas en un tiempo no superior a los 14 días. Precisamente, la base aeronaval gaditana recibió el viernes a los primeros 800 refugiados.
En suma, el Gobierno, en general, y la proyección internacional de Sánchez, en particular, salen reforzados de la gestión de esta compleja crisis humanitaria. Ello pese a que España tardó 48 horas en reaccionar a las evacuaciones que estaban realizando sus aliados tras la toma de la capital por parte de los talibanes.
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Una de las razones de este éxito político ha sido la diplomacia del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, que revirtió este retraso tras poner a disposición de la UE, el martes 17 de agosto, los medios militares españoles para sacar a los colaboradores afganos de Bruselas. El comodín del socialista Josep Borrel, alto representante comunitario, facilitó esta gestión.
El Rey pudo comprobar este sábado desde dentro las alabanzas al funcionamiento del grupo de trabajo interministerial, después de que este viernes se diera por concluido el mayor puente aéreo humanitario que se recuerda. Tras el encuentro, el monarca y Sánchez, acompañados de siete ministros, recorrieron el dispositivo de acogida de Torrejón, donde solo quedan 300 de las 2.200 personas que han atendido en 10 días. La próxima semana está previsto que se cierre, una vez se haya reubicado a todos los expatriados en los alojamientos de la red estatal mientras se tramita su protección internacional.
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Don Felipe fue recibido, en primer lugar, por el Jefe de Estado Mayor de la Defensa, el almirante Teodoro López Calderón, y a continuación tuvo oportunidad de saludar al embajador español en Kabul, Gabriel Ferrán, y a su número dos, Paula Sánchez, quienes también aterrizaron en el último vuelo que salió de Kabul. Fue un encuentro expresamente pedido por el Rey. Según las fuentes de Casa Real, esta conversación abordó la situación del país asiático y algunas regiones concretas, que el monarca conocía después de los 20 años de misión de las Fuerzas Armadas.
La comitiva se dirigió luego al primer mostrador instalado en un hangar del Ejército del Aire, el de Sanidad Exterior, donde se brinda la primera atención a los recién llegados, se les toma la temperatura y se realiza una prueba PCR antes de ser atendidos por personal de Emergencia Consular para su identificación.
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A continuación, los refugiados son atendidos por los servicios de Cruz Roja y por miembros del Ministerio de Inclusión, Servicios Sociales y Migraciones. Efectivos de Defensa son quienes coordinan todo el dispositivo y agentes de la Policía tramitan su identificación final e inician el papeleo para la concesión del permiso temporal de estancia. La visita de este sábado concluyó con una foto de familia y un aplauso de las autoridades a los integrantes del dispositivo, que ya llega a su fin.
Dos aviones A400M procedentes de Dubái con miembros de las Fuerzas Armadas, responsables de la evacuación en la capital afgana, aterrizaron sobre las 20.30 horas en la Base Aérea de Zaragoza. La ministra Margarita Robles acudió al acuartelamiento para recibir a los militares.
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El Gobierno esperaba tres aviones de transporte A-400M con 56 miembros del Escuadrón de Apoyo al Despegue Aéreo y miembros del Ala 31 para el domingo. Sin embargo, el primero de ellos llegó este viernes por la noche y los otros dos lo hicieron este sábado.
Pedro Sánchez regresó una semana después a la base de Torrejón, en la que reapareció el sábado pasado tras sus vacaciones en Lanzarote –no las suspendió pese a la crisis de los menores en Ceuta y la de Afganistán– respaldado por la presidenta de la Comisión Europea y el presidente del Consejo. Ursula von der Leyen y Charles Michel dedicaron aquel día elogios y agradecimientos a la hospitalidad española y su disposición a hacer de la base madrileña la puerta de entrada a Europa a los afganos que durante dos décadas colaboraron con las fuerzas aliadas. Sánchez no pudo evitar esbozar una tímida sonrisa. Aquellas palabras le reconciliaron consigo mismo tras las duras críticas que los días anteriores había recibido de la oposición por su gestión de la evacuación de Afganistán, que comenzó 48 horas después de la de otras potencias europeas. Aquellas palabras, también, obraron lo que parecía un milagro, pero no fue más que un espejismo.
Porque aquel sábado y los días siguientes el tono de PP y Ciudadanos con la actuación del Gobierno bajó varios decibelios. Sánchez, de hecho, en su intervención ignoró los reproches recibidos porque consideraba más importantes las ofertas que habían llegado a Moncloa de presidentes autonómicos y alcaldes de todos los partidos para acoger a refugiados afganos. «Me quedo con eso. Es un asunto de Estado», se limitó a decir. Y dejó en el aire si aceptaría las peticiones de la oposición para que acudiera al Congreso a explicar la gestión de la crisis. «Estoy a disposición de las Cortes».
La realidad es que no, no comparecerá. Y ese fue el detonante de que Pablo Casado, que a juicio del Gobierno había recuperado el sentido de Estado por el tono empleado desde que los mandatarios europeos pusieron un pie en Torrejón, cambiara de discurso. El líder de los populares, también la de Ciudadanos, había reclamado una y otra vez al presidente que emulara a sus pares europeos, como Emmanuel Macron, Mario Draghi o Boris Johnson, y rindiera cuentas sobre lo que ha hecho España en el aeropuerto de Kabul. Pero nada.
Sánchez, salvado por sus socios de investidura en la Comisión Permanente del Congreso, se libró de la comparecencia. Eligió, en cambio, una improvisada rueda de prensa este viernes en Moncloa horas después de que el Ministerio de Defensa anunciara que el cuerpo diplomático español y los últimos militares que permanecían en Afganistán ya habían abandonado el país hoy bajo control de los talibanes. La relación entre el Gobierno y el principal partido de la oposición, lejos de entrar en una fase de acercamiento, cada vez es más distante, hasta el punto de que pueden contarse con los dedos de una mano las veces en que Sánchez y Casado han hablado por teléfono desde que comenzó la legislatura, la última en mayo, a instancias del líder popular, tras la entrada masiva de inmigrantes a Ceuta. El presidente, y así lo trasladó este viernes en rueda de prensa, es de la opinión de que un asunto de la entidad de la retirada de Afganistán no es motivo para llamar a Casado. Justifica que el ministro de Presidencia y Relación con las Cortes, Félix Bolaños, ya contactó con los distintos portavoces parlamentarios.
El contratiempo es que Gobierno y PP están condenados a entenderse, porque en su mano está, sin ir más lejos, la renovación del Consejo General del Poder Judicial tras más de mil días de interinidad, enquistada por las posiciones tan distantes de las partes.
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