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j. v. muñoz lacuna
Toledo
Viernes, 2 de marzo 2018, 14:56
La borrasca Emma ha logrado lo que Don Quijote no pudo: desbaratar los molinos de viento demudados en gigantes. Consuegra, localidad de La Mancha toledana famosa por sus históricos molinos de viento -construidos entre los siglos XVI y XIX- ha visto cómo diez de sus ... doce molinos han sufrido importantes daños por el vendaval del pasado jueves por la tarde.
“Yo nunca había visto un vendaval igual en mi vida”, afirma el alcalde de Consuegra, José Manuel Quijorna, conmocionado por el daño patrimonial sufrido en estos molinos, declarados bienes de interés cultural con la categoría de monumento. “La estructura de estos molinos puede pesar unas seis toneladas pero ha volado como un pajarillo”, añade el alcalde en referencia a la techumbre y aspas de estos monumentos, que se han desplomado.
Por fortuna, el vendaval llegó a Consuegra cuando no había turistas visitando los molinos -cada día unas 1.200 personas los visitan, la mayoría japoneses- y el cercano castillo medieval, que también ha sufrido desperfectos. El principal deseo de José Manuel Quijorna y de sus vecinos es que los molinos sean restaurados lo antes posible “porque el turismo es un motor de Consuegra y ahora es cuando iba a empezar la mayor afluencia de visitantes”.
En este sentido, tanto la Junta de Castilla-La Mancha como la Delegación del Gobierno en esta comunidad han anunciado ayudas. Según la consejera de Economía de la Junta, Patricia Franco, “trataremos este asunto con el Ayuntamiento para ver cómo podemos colaborar y pronto convocaremos una línea de ayudas de 20 millones para la promoción y conservación de espacios históricos”.
También el delegado del Gobierno en Castilla-La Mancha, José Julián Gregorio, se ha puesto en contacto con los ministerios de Cultura, Medio Ambiente e Interior “para coordinar las actuaciones de emergencia ante esta catástrofe” y ha sugerido que se declare la zona como “gravemente afectada por emergencia de Protección Civil por fenómenos meteorológicos”.
Las ayudas las esperan como agua de mayo molinos como “Sancho”, que posee toda la maquinaria del siglo XVI y la pone a funcionar una vez al año, el último fin de semana de octubre, en la Fiesta de la Rosa del Azafrán. Otro molino afectado, “El Alfar”, es una construcción típicamente manchega que conserva en su interior dos hornos y un museo.
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