Urkullu adelanta las elecciones en el País Vasco al 5 de abril

«Euskadi gana tiempo. Evitamos estar muchos meses en este clima preelectoral que se había instalado. De esta forma, el nuevo Gobierno estará listo antes del verano. Convocar ahora supone ganar medio año«, ha recalcado rodeado en una comparecencia solemne rodeado de todos sus consejeros. «Nuestra dinámica no es alargar la legislatura para ponernos la medalla diciendo que hemos aprobado dos nuevas leyes», ha señalado en referencia a la petición de Podemos de agotar la legislatura y llevarla hasta el otoño.

Los tambores electorales llevaban días sonando con fuerza en Euskadi y Urkullu, pese a jugar al despiste en las últimas horas, se ha decantado por la opción que todo el mundo barajaba: 5-A. El déjà vu continúa después de un extenuante 2019 en el que los vascos acudieron tres veces a las urnas (generales el 28 de abril y el 10 de noviembre; además del superdomingo del 26 de mayo con europeas, municipales y forales). Este año, lo que toca es renovar los 75 escaños del Parlamento vasco que decidirán quién será el lehendakari hasta 2024. Las dudas no se centran en el quién (salvo sorpresa, Iñigo Urkullu protagonizará su tercer mandato consecutivo), sino en el cómo: con qué partido pactará el PNV para alcanzar los 38 escaños que le den la mayoría absoluta que evite los muchos quebraderos de cabeza que han sufrido en el actual periodo de sesiones, donde la oposición ha marcado la agenda.

Este año, lo que toca es renovar los 75 escaños del Parlamento vasco que decidirán quién será el lehendakari hasta 2024. Las dudas no se centran en el quién (salvo sorpresa, Iñigo Urkullu protagonizará su tercer mandato consecutivo), sino en el cómo: con qué partido pactará el PNV para alcanzar los 38 escaños que le den la mayoría absoluta que evite los muchos quebraderos de cabeza que han sufrido en el actual periodo de sesiones, donde la oposición ha marcado la agenda.

El Gobierno de coalición integrado por PNV (28) y socialistas (9) suma ahora 37 escaños, una amplía mayoría minoritaria que ha dejado bajo mínimos la producción legislativa prometida por Urkullu. El PNV, sin embargo, acudirá a las urnas con el buen sabor de boca que supone la aprobación de los Presupuestos gracias al pacto con Podemos. Y es que una segunda prórroga consecutiva de las Cuentas hubiera supuesto un sonoro fracaso, de ahí que Urkullu echase el resto para convencer a los morados con un pacto que podría ampliarse a la nueva legislatura.

Esta es la clave: el cómo. ¿Apostará el PNV, como todo parece indicar, por reeditar la coalición con el PSE? ¿Y si alcanzan los 38 escaños, qué relación habrá con Podemos si ya no son necesarios? Lo que sí parece descartado es la coalición PNV-EH Bildu, así como un tripartito de izquierdas entre Bildu, PSE y Podemos.