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El Tribunal Supremo ha confirmado la pena de Prisión Permanente Revisable (PPR) para Ana Julia Quezada, la autora del asesinato con alevosía del niño Gabriel Cruz, de 8 años, ocurrido en Almería en febrero de 2018. La Sala Segunda (de lo Penal) ha desestimado los ... recursos de casación interpuestos por la defensa de la acusada y por la acusación particular, y ha confirmado de forma íntegra la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA), que consideró que la acusada cumplía los requisitos para aplicarle la PPR, que supone un cumplimiento efectivo de al menos 25 años de prisión.
Ana Julia se encuentra en la cárcel desde marzo de 2018, cuando fue detenida y enviada a prisión preventiva incondicional por el juez instructor del caso, y se ha convertido en la primera mujer en España condenada ahora a esta pena en sentencia firme. Fue encarcelada con 44 años y saldrá como mínimo con cerca de 70. La horquilla de la PPR, que entró en vigor en julio de 2015 y está pendiente del dictamen del Tribunal Constitucional, oscila entre los 25 y los 35 años seguidos de prisión.
El ponente de la sentencia, el magistrado Julián Sánchez Melgar, ha avalado los delitos por lo que fue condenada la expareja del padre de Gabriel: asesinato, lesiones psíquicas padecidas por los progenitores del menor y contra la integridad moral padecida por éstos.
Los hechos probados, esencialmente, son los siguientes: la acusada entabló una relación sentimental análoga a la matrimonial con Ángel Cruz, padre de Gabriel, cuyo inicio fue en septiembre de 2017. La convivencia de la acusada con Ángel era compartida con su hijo, cuando al niño le correspondía estar con su padre. El 23 de febrero de 2018 se desplazaron Ángel, su hijo y Ana Julia al domicilio de la abuela paterna, sito en Las Hortichuelas Bajas-Nijar, para pasar unos días.
Cuatro días después, Gabriel le dijo a su abuela y a Ana Julia que se marchaba a jugar a casa de sus primos que vivían cerca. La acusada, inmediatamente después de marcharse éste, se subió a su vehículo e interceptó al niño, instándole a que le acompañara a la finca ubicada en Rodalquilar para realizar labores de pintura. Gabriel, ante la confianza generada por la acusada, persona íntimamente vinculada a su entorno familiar desde que inició la relación con su padre, accedió a marcharse a la citada finca.
El recinto se encontraba en un lugar alejado y deshabitado, a diversos kilómetros del núcleo urbano y a unos cinco kilómetros de la casa de su abuela. La acusada era consciente de su superioridad respecto del niño, por la diferencia de edad y complexión, ya que éste medía 1,30 metros y pesaba 24 kilos.
Una vez en la finca de Rodalquilar, la acusada, "de forma intencionada, súbita y repentina", cogió a Gabriel y lo lanzó contra el suelo o pared de la habitación, y tras el impacto del niño procedió con sus propias manos a taparle la boca y la nariz con fuerza, hasta vencer su resistencia y provocar su fallecimiento por asfixia.
Tras la muerte de Gabriel, la acusada, de forma intencionada, cavó una fosa en los exteriores de la finca, y como quiera que uno de los brazos del niño no cabía, le propinó diversos cortes con un hacha, provocando la fractura del cúbito y radio. La búsqueda se prolongó durante 11 días, periodo durante el que Ana Julia simuló encontrarse afligida y compungida, alentando los ánimos de los familiares, y generando falsas expectativas sobre la aparición del niño, involucrándose en las labores de búsqueda, "desarrollando una actitud de simulación, fingimiento y farsa pública y notoria".
El 3 de marzo de 2018, con la intención de distraer la atención en la búsqueda del niño y con la finalidad de dirigir las sospechas sobre su ex pareja, así como con la intención de añadir más sufrimiento a los padres de Gabriel, colocó una camiseta del menor sobre unas matas, en un cañaveral de un paraje apartado y de difícil acceso. El 9 de marzo fue convocada una manifestación por las calles de la ciudad de Almería, y durante los actos celebrados en la Diputación Provincial y en la Puerta de Purchena la acusada proclamó que el menor iba a aparecer portando una camiseta donde aparecía la cara del niño y podía leerse: 'Todos somos Gabriel'.
El día 11 se trasladó a la finca de Rodalquilar y desenterró el cuerpo del niño, para envolverlo en una toalla e introducirlo en el interior del maletero de su vehículo, abandonando la finca. Durante el trayecto en el vehículo, con el niño en el maletero y con absoluto menosprecio hacia Gabriel, profirió expresiones como: "dónde lo puedo llevar, a algún invernadero, ¿no quieren un pez?, les voy a dar un pez por mis cojones".
El tribunal califica los hechos como un delito de asesinato de menor de 16 años, con alevosía, que es subsumido como delito de asesinato hiperagravado correspondiente a la Prisión Permanente Revisable. Del mismo modo, la sentencia ratifica el buen hacer del tribunal del jurado que vio los hechos y señala que "no hay razón alguna para su anulación y devolución para la celebración de un nuevo juicio", como pedía la defensa de Ana Julia.
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