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FERNANDO TORRES
Viernes, 28 de julio 2017, 17:41
Cuando Lucía Vivar Hidalgo desapareció, 600 vecinos de Pizarra (Málaga) se lanzaron a la calle a buscarla. La solidaridad de los pueblos del Guadalhorce se materializó en muestras de apoyo de diversos tipos y el decreto de luto oficial en los tres municipios implicados.
Cientos de personas han acompañado este viernes una vez más en el funeral a Antonio y Almudena, los padres de la pequeña de 3 años. En torno a las 12.00 horas, el féretro blanco ha llegado a la capilla del cementerio de Alhaurín el Grande, acompañado por los padres y numerosos familiares portando flores. Sobre el féretro había lo que parecía ser una capa azul de Superman.
La capilla se ha llenado minutos antes de que comenzara la misa. Unas 200 personas se han quedado en el exterior esperando, una muestra más del apoyo generalizado ante el inesperado y dramático suceso. Además, un equipo de psicólogos del 112 ha estado ofreciendo soporte a los familiares en todo momento, como llevan haciendo desde que se localizó el cuerpo.
Al acto también han acudido diversas autoridades, entre ellas el alcalde de Pizarra, Félix Lozano. Y a la salida de la misa, el dolor ha invadido a los que esperaban fuera. El funeral ha sido controlado por varios efectivos de Policía Local y Guardia Civil.
A la salida de la comitiva, algunos de ellos se han quitado las gorras, visiblemente afectados al igual que el resto. Los abrazos y las conversaciones de incredulidad han retornado hasta que la familia ha abandonado la capilla rumbo al camposanto, seguidos por decenas de personas portando flores. Al llegar a su destino, los asistentes han aplaudido en un último adiós a Lucía.
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