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DANIEL GUINDO / JUAN ANTONIO MARRAHÍ
Valencia
Viernes, 30 de junio 2017
Las condiciones meteorológicas han acompañado las labores de extinción del incendio de la Serra Calderona. Tal y como han informado fuentes del dispositivo, el fuego está estabilizado y sin llama, por lo que se confía, sin no hay cambios en el tiempo, en poder darlo ... por controlado mañana. Las mismas fuentes han señalado que el trabajo de los más de 500 medios terrestres y 30 aéreos ha contribuido a controlar el sector que se aproximaba a la autovía Mudéjar (A-23), mientras que habrá que esperar a posteriores valoraciones para saber si ha afectado al corazón del parque natural. En total han resultado afectadas 1.200 hectáreas de masa forestal, según las primeras estimaciones, de cuatro términos municipales: Gátova, Segorbe, Altura y Soneja.
Los trabajos se centran ahora en enfriar las zonas calientes que sean accesibles para evitar posibles rebrotes. Durante el día el cambio en la dirección del viento y el aumento de la humedad han servido de apoyo a los profesionales. Segorbe es el término municipal más afectado.
El presidente Ximo Puig ha visitado esta mañana el puesto de coordinación del incendio en la Calderona, donde le han explicado que el fuego continúa inestable y que las tareas se centran en tres preocupaciones básicas: evitar que afecte a la A-23, que se dirija hacia el corazón de la Serra Calderona y que zonas ya más o menos controladas en la cola del incendio se reavivien y se conviertan en nuevos frentes.
Según los últimos datos disponibles, facilitados por el secretario autonómico de Medio Ambiente y Cambio Climático, Julià Álvaro, la zona quemada asciende a 1.289 hectáreas, de las que algo más de mil corresponden a masa forestal, y de esta, un 60% al parque natural de la serra Calderona (600 hectáreas). De momento, el núcleo de mayor valor ecológico sigue sin resultar directamente afectado. Segorbe es la localidad con más hectáreas afectadas.
Puig ha agradecido el trabajo de los profesionales, y en relación a la polémica sobre el estado del monte, ha defendido que se ha actuado y que "aunque todo se puede mejorar", hay que respetar las características del bosque mediterráneo, "que no es un jardín".
La jornada arrancó con optimismo y acabó con las mayores preocupaciones en el incendio de la Sierra Calderona. El fuego que el miércoles se inició en Gátova y afecta al Parque Natural de la Sierra Calderona ha arrasado ya cerca de 973 hectáreas en este municipio, Segorbe, Altura y Soneja. Al cierre de esta edición, el fuego seguía activo ante el temor de residentes en masías y casas de campo próximas a las faldas de las montañas. Una de ellas tuvo que ser desalojada por la tarde, así como varias granjas del término de Soneja.
Las llamas comenzaron el miércoles muy cerca de la CV-25, y en término de Gátova. Los primeros testigos se refirieron a dos focos en un punto cercano a la vía, de ahí la sospecha inicial de un fuego intencionado. Sin embargo, las investigaciones dieron ayer más peso a la hipótesis de un incendio por causas naturales originado por los temibles rayos latentes después de una tormenta seca.
«Días antes del inicio del fuego hubo tormentas secas con aparato eléctrico en esta zona de la comarca» del Alto Palancia, aseguró el delegado del Gobierno, Juan Carlos Moragues. Según expuso, el efecto de un rayo latente puede ser dilatado varios días». Por tanto, se baraja que las altas temperaturas, unidas a las rachas de hasta 50 kilómetros registradas en la zona avivaran el punto de ignición en un árbol alcanzado por un rayo.
Para poder corroborar esta sospecha, los investigadores de la Guardia Civil y Medio Ambiente están en contacto con la Agencia Estatal de Meteorología, «que dispone de sistemas para medir con alta precisión los puntos donde se producen rayos durante las tormentas».
Más allá del origen, la madrugada fue dura. El poniente empujó las llamas de oeste a este. De Gátova a Segorbe. Amainó de madrugada y eso trajo esperanza mientras todos los equipos autonómicos, provinciales y de la UME, seguían en lucha encarnizada entre los flancos de llamas. Por la mañana, todos hablaban de una «evolución favorable». «Está en proceso de estabilización, estamos mejor», llegó a afirmar el presidente de la Generalitat, Ximo Puig. A primera hora de la mañana, la columna de humo había menguado considerablemente respecto a la tarde del miércoles.
Algunos residentes de la zona se quejaron de la «tardanza en actuar» de los hidroaviones y helicópteros a los que no se vio «hasta las ocho». Sin embargo, fuentes de los equipos de extinción aseguran que con las primeras luces del amanecer, en torno a las 6.50 horas, los medios aéreos ya sobrevolaban la zona con descargas contra el desastre forestal.
Los alcaldes de los pueblos afectados, Segorbe, Gatova y Altura, vivieron el incendio con preocupación, algunos desplazados a Puesto de Mando Avanzado (PMA). «El pueblo permanece en calma tensa tras una noche en vela», resumía Manuel Martínez. Preocupados por si el fuego «se metía en el pueblo». «Con el aire y el calor de estos días es imprevisible y está todo tan seco que con un poco de viento se vuelve a activar. Este monte es un peligro», resaltó el edil en referencia a la zona del monte Rodeno.
Y así sucedió. Si bien la mañana fue más fría y aumentó la humedad, el viento enloqueció con el paso de las horas, con alternancia de rachas en diferentes direcciones. Y eso, argumentan los responsables de extinción, impidió aplicar una estrategia clara y constante en la extinción. Las llamas se dividieron en dos flancos y las columnas de humo se multiplicaban y agrandaban con el paso de las horas casi hasta cubrir el sol en Altura.
La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) constata el empeoramiento de las condiciones climáticas. «Empeoró a las primeras horas de la tarde. A las once de la mañana las rachas eran de 10 a 20 km/h y el viento era variable con predominio nordeste. La temperatura marcaba 24,1 grados y la humedad relativa era del 38%», explicaron en la agencia. Pero ya a las 15 horas, las rachas alcanzaban los 30 kilómetros por hora y la humedad había descendido al 26%.
En esta tesitura, el Gobierno amplió hasta casi 130 el número de efectivos de la UME desplazados a la Sierra Calderona. Casi al mismo tiempo llegaron los hidroaviones FOCA del Ministerio de Medio Ambiente y más efectivos de este organismo. Pero ese refuerzo llegaba tarde. «Se les ha ido de las manos», se quejaba un vecino crítico.
Muchos efectivos de extinción, y el delegado del Gobierno así lo constató, achacaron las dificultades a la «falta de caminos y accesos» en zona forestal. De este modo, la carretera comarcal CV-25 se convirtió prácticamente en el único punto desde el que atacar el fuego. La gran continuidad de la masa forestal y su densidad hizo muy difícil las aproximaciones que no fueran con aeronaves. La complicada orografía del terreno también operó en contra.
Además del corte al tráfico de la CV-25 en dos puntos, el puerto de Sagunto también acabó cerrado al tráfico naval. El motivo fueron las recargas de hidroaviones estatales en esta zona de mar próxima al incendio. Mientras, los helicópteros aprovecharon las balsas de riego para recargar.
La UME centró su esfuerzo en el flanco sur, tratando de crear un muro defensivo para impedir el paso de las llamas al corazón de la Sierra Calderona. Mientras, más al norte el incendio enloquecía. Así lo describe Josep Bort, diputado del Consorcio Provincial de Bomberos de Valencia: «El aire ha girado continuamente y nos ha estado jugando muy malas pasadas». El incendio iba «de lado a lado, lo que era cabeza se tornaba la cola del incendio y viceversa». En un momento dado, la hilera de columnas de humo se extendía por una franja de tres kilómetros.
A lo largo de la tarde, las lenguas de fuego avanzaron hacia el norte y en muchas direcciones. En Segorbe, fue necesario evacuar a dos personas mayores de una granja situada en la Partida del Carbatxo. Durante toda la jornada, una patrulla de la Guardia Civil permaneció vigilando este punto. Fue a mitad tarde cuando la proximidad del fuego aconsejó trasladar a estas dos personas, según fuentes de Delegación del Gobierno.
Durante la tarde, el incendio regresó hacia la carretera CV-25, algo más al norte del punto de partida del miércoles. Allí un nutrido grupo de bomberos peleó para impedir el temido «salto al otro lado» de la vía, que finalmente se produjo de manera muy leve.
A última hora de la tarde de ayer, el frente de llamas se situaba en varias estribaciones montañosas entre Segorbe y Soneja. Si bien no existía un riesgo para los grandes núcleos urbanos, sí existía cierta preocupación de cara a la noche por algunas zonas aisladas de chalés, casas de campo o masías. La esperanza era que las zonas de cultivo pudieran actuar como freno antes de llegar a núcleos habitados.
La Conselleria de Sanidad constituyó un equipo especial de ambulancias que finalmente no atendió a víctimas, ni de población ni de equipos de extinción. Al anochecer, la columna de humo se divisaba ya desde Valencia, l’Horta Nord y numerosos puntos del litoral de Castellón.
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