El secuestro del cónsul Bëihl, un alarde de propaganda que desconcertó al banquillo
50 años del proceso de Burgos: el juicio que dio alas a ETA ·
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50 años del proceso de Burgos: el juicio que dio alas a ETA ·
Aquel 1 de diciembre de 1970 fue secuestrado en San Sebastián Eugene Bëihl, cónsul de la República Federal de Alemania en la capital donostiarra, donde residía desde 1947. La organización ETA, que reivindicó el secuestro, pidió a cambio de la libertad del cónsul la vida de los procesados en el juicio de Burgos. Un comando de ETA, dirigido por Eustaquio Mendizábal, 'Txikia', fue el autor material del secuestro, aunque fue Juan José Etxabe quien actuó siempre de portavoz del grupo secuestrador. Etxabe se presentó después de ocurrir los hechos en el domicilio de Anai-Artea en San Juan de Luz, cuyo máximo responsable era Telesforo de Monzón. Tanto 'Txikia' como Etxabe se encuadraban ya en la corriente más crítica a la VI Asamblea, en la que, paradójicamente, estaban alineados la mayoría de los encausados.
Finalmente, el 25 de diciembre, Navidad, tres días antes de hacerse públicas las sentencias del juicio, Telesforo de Monzón convoca a la prensa y anuncia que el cónsul Bëihl había sido liberado y se encontraba en Colonia, desde donde iba a hablar para una cadena de la televisión alemana. La opinión pública europea estaba ya muy sensibilizada con el proceso y ETA siempre pensó que su acción contribuyó a redoblar la presión.
El secuestro se convirtió en una simbólica arma de presión propagandística que desconcertó a los propios encausados en Burgos. De hecho, la repercusión del asunto, que buscaba sobre todo tener eco internacional, abrió un debate y sembró el malestar en algunos de los imputados en el banquillo, que consideraban que podría entorpecer la estrategia de reivindicación de la defensa durante la vista ante el tribunal militar y la búsqueda de complicidades en la Europa democrática.
Las primeras diferencias ya comenzaban a aflorar internamente en el seno de ETA entre las dos líneas que pugnaban por hacerse con las siglas -la VI y la V asambleas- y con el control de la organización. Pero en ningún momento del juicio hicieron público aquel desconcierto, que ya evidenciaba el enfrentamiento posterior.
Años después se supo que el objetivo inicial de ETA pasaba por secuestrar al embajador alemán en España, pero las dificultades logísticas de la operación desbarataron rápidamente los planes.
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