Secciones
Servicios
Destacamos
Esquerra y Junts se atizan y el Gobierno mira los toros desde la barrera. Si hay alguna inquietud por el hecho de que la trifulca entre los dos socios de la Generalitat pueda hacer naufragar las mesa de diálogo, en la Moncloa hicieron este martes ... lo posible por ocultarlo. «Lo importante es que habrá mesa», remarcaron después de que Pere Aragonès anunciara que su decisión de seguir adelante con o sin la participación de sus coaligados y rivales . «Y este –apuntaron a continuación– va a ser un camino muy largo».
Pedro Sánchez tiene ahora una prioridad: transmitir a la sociedad catalana que concede una enorme importancia a la resolución de un problema en el que lleva enfangada más de diez años y no soliviantar al resto de españoles, incluidos dirigentes de su propio partido, con prebendas o concesiones al margen de la ley. Como ya ocurrió con la ampliación del aeropuerto de El Prat, las desavenencias en la Generalitat le dan la oportunidad de trasladar la responsabilidad de la falta de avances al Govern, mientras con su presencia en la mesa, puesta en duda hasta este mismo lunes, lanza el mensaje de que concede «máxima trascendencia institucional», dicen en su entorno, a la cita.
El jefe del Ejecutivo aprovechó, de hecho, la tensiones enel gobierno catalán para argumentar que cada vez es más evidente que no solo es preciso el entendimiento entre la Generalitat y el Estado sino también, y más aún, entre los propios catalanes entre sí. E instó a crear otra mesa de diálogo entre las fuerzas políticas de Cataluña.
En una respuesta durante la sesión de control en el Senado a la republicana Mireia Cortès, Sánchez avisó además de que el independentismo debería hacer autocrítica de lo sucedido en 2017 y abandonar las posiciones maximalistas. «Hablar –dijo– de aquellas cosas que nos acercan porque si todo se reduce a hablar de referéndum y amnistía no es diálogo sino imposición». Y rebajó expectativas con la cita de mañana en el Palau de la Generalitat al avisar de que «lo que ocurrió en diez años no se va a resolver en dos años, ni en tres, ni en cuatro».
En contra de lo que pudo parecer al principio de la legislatura, cuando tuvieron que ceder a la creación del foro Estado-Generalitat a cambio de que ERC facilitara la investidura, los socialistas se encuentran ahora en una posición relativamente cómoda. El clima social en Cataluña, más aún después de la pandemia, no tiene nada que ver con el de hace dos años, como demostró la moderada afluencia a la Diada el pasado sábado; la controvertida decisión de los indultos han ayudado a desinflamar la situación con un coste político mucho menos gravoso de lo previsto en el conjunto de España (a tenor del nulo éxito de la campaña de recogida de firmas del PP) y, a pesar de que Aragonès insiste en llevar a la mesa la autodeterminación y la amnistía, también ha dejado claro que su estrategia por la independencia es de largo plazo y no la vinculará con la negociación de leyes como los Presupuestos.
El portavoz republicano en el Congreso, Gabriel Rufián, lo repitió hoy. «Nosotros no vamos a desaprovechar ninguna oportunidad para mejorar la vida de los catalanes y guste más o menos los Presupuestos van de eso». apuntó.
El Gobierno acude pues a la reunión en Barcelona convencido de poder sortear asuntos espinosos y de que el objetivo es tan simple como echar a andar un instrumento cuyo recorrido está aún por determinar.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Los Reyes, en el estand de Cantabria en Fitur
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.