Sánchez y Torra, durante la reunión. FOTO: EFE / VÍDEO: Atlas

Sánchez salva sin más cesiones la cita con Torra y acuerda reunir este mes la mesa de diálogo

El presidente del Gobierno y el de la Generalitat estarán al menos en la primera convocatoria del foro que pactó Esquerra

Paula De las Heras y cristian reino

Madrid | Barcelona

Jueves, 6 de febrero 2020, 01:50

Pedro Sánchez salió este jueves satisfecho, casi ufano, de su cita con Quim Torra en el Palau de la Generalitat. «Hoy es el día en el que, a juicio del Gobierno de España -proclamó-, tiene que comenzar el diálogo para el reencuentro». Los prolegómenos de ... la reunión no resultaban del todo alentadores. En los últimos días, el presidente catalán había dejado claro que mantendría alto el listón de sus exigencias -derecho de autodeterminación y amnistía para los condenados del 'procés'- y en Esquerra Republicana de Catalunya llegaron a temer que aprovechara la ocasión para reventar la mesa de negociación que ellos pactaron a cambio de la investidura del líder socialista. Creían que podía tratar de dejarlos en evidencia ante un electorado por el que ambos compiten. Pero no fue así.

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La reunión, de cerca de hora y media de duración, no arrojó -como ya se había encargado de anticipar el martes la portavoz gubernamental, María Jesús Montero- grandes resultados. Sánchez llevó consigo un documento de 44 puntos, en su mayoría ajenos a la cuestión territorial, que, según dijo, recoge peticiones realizadas en los últimos diez años por los sucesivos presidentes de la Generalitat en materia económica, social y competencial, y sobre el que, a decir de Torra, ni siquiera llegaron a discutir. El gobernante autonómico, por su parte, dejó claro su nulo interés en abordar traspasos, inversiones o reformas del sistema de financiación. «Estamos hablando de soberanías, de un pueblo que debe decidir su futuro libremente», dijo. Y sin embargo, uno y otro concluyeron que la relación ha de seguir.

Ese fue, de hecho, el principal resultado de la cita: el compromiso mutuo de constituir ya este mes la mesa de diálogo que pactó ERC y que, de algún modo, Torra, que se prepara para convocar elecciones en el momento que mejor convenga a su formación, busca capitalizar ahora. Aunque no hay aún fecha ni orden del día, Sánchez anunció que su intención es encabezar la delegación del Gobierno al menos en el primer encuentro. Y el presidente de la Generalitat, pendiente de que el Tribunal Supremo decida sobre su inhabilitación en los próximos meses, defendió que ambos deberían liderar las conversaciones de manera permanente porque son «quienes representan en este momento a España y a Cataluña».

En la Moncloa respiraban este jueves con cierto alivio por el modo en el que transcurrieron las cosas. A diferencia de lo que sucedió en Pedralbes hace algo más de un año, cuando la Generalitat se embarcó en una guerra de símbolos y los responsables de protocolo batallaron por un 'quítame de ahí esa poinsettia amarilla' (el color con el que el secesionismo reclama la libertad de los políticos catalanes presos), esta vez no hubo escaramuzas. Y aunque el gobierno catalán pueda esgrimir que el trato dado a Sánchez es el que se otorga a todos los primeros ministros extranjeros, en el gabinete del presidente se quedan con que en la sala Verge de la Monserrat donde tuvo lugar la reunión, estaba la bandera española y con que el clima en la calles fue de absoluta calma.

El jefe del Ejecutivo rechaza la figura del mediador y defiende el autonomismo

Después de un inicio de mandato marcado por el debate catalán y los gestos hacia el independentismo -la promesa de «desjudicializar el conflicto», la elección de la exministra Dolores Delgado como nueva fiscal general o la disposición a reformar el Código Penal para, entre otras cosas, abordar una modificación del delito de sedición que podría beneficiar a los impulsores del 'procés'- la cita con Torra salió adelante sin «ruido», dicen en el entorno del presidente.

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Desgaste medido

No hubo necesidad de que Sánchez anunciara o siquiera insinuara cesión alguna, más allá de afirmar que «el diálogo dentro de la ley» es imprescindible pero que «la ley por sí sola tampoco basta». El propio Torra aseguró que el Gobierno «no se mueve del autogobierno dentro de la Constitución» y aunque quiso ver en su asunción de que el camino «va a ser largo y complejo» una cierta disposición a abordar el derecho de autodeterminación, admitió que este jueves no lo hizo y se quejó de no saber cuál es exactamente la propuesta del Gobierno de España para dar salida a la crisis catalana.

En su comparecencia ante los medios, el jefe del Ejecutivo rechazó abiertamente la idea de designar a un mediador internacional, en la que sigue insistiendo JxCat. «Este va a ser un diálogo franco y transparente en el que el mediador van a ser los 47 millones de ciudadanos españoles», dijo. Además, apostó por el autonomismo como la fórmula que «aglutina a más catalanes y representa mejor la pluralidad y el sentimiento de la sociedad». Y se defendió de las críticas de PP, Ciudadanos y Vox con un «aquellos que tenemos principios firmes no tenemos miedo a hablar de nada».

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este jueves, en realidad, Sánchez sólo necesitaba ganar tiempo y mantener el balón rodando sin que el barro del terreno de juego le salpicara demasiado. Después de que Torra anunciara a principios de la semana pasada su intención de convocar elecciones una vez que, en marzo, se aprueben en Cataluña los primeros presupuestos desde 2017, tiene poco sentido para él o para su partido desgastarse en una negociación con un interlocutor que estará en breve fuera de la política.

Vídeo. Torra recibe a Sánchez con honores. Atlas

Los socialistas son conscientes de que con quienes necesitan hacer gestos es con los republicanos de Oriol Junqueras, en los que confían para, entre otras cosas, sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado y mantener a flote la legislatura. También en parte por eso la semana pasada instaron a Torra a poner fecha a los comicios cuanto antes. este jueves, sin embargo, Sánchez alegó que esa es una capacidad que corresponde en exclusiva al presidente de la Generalitat y llamó a no vincular las cuentas públicas con el calendario electoral, sino con «las urgencias e importancias que afectan al día a día de los ciudadanos».

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El gobernante catalán se queja de no saber qué propone el Gobierno pero evita dinamitar la reunión

En ese mismo marco, encuadró también las 44 propuestas planteadas en la reunión. Iniciativas relativas a inversiones, autonomía fiscal, participación en la acción exterior o colaboración cultural que se asemejan a las que ya en su día reclamaron Artur Mas o Carles Puigdemont a Mariano Rajoy, y sobre las que el presidente del PP siempre dijo estar dispuesto a hablar pero que acabaron sepultadas por las exigencias identitarias.

Sánchez propuso así reunir igualmente en febrero la comisión bilateral reconocida en el Estatut y mostró su pesar porque la Generalitat haya rechazado participar este viernes del Consejo de Política Fiscal y Financiera con el resto de comunidades autónomas.

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