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Pedro Sánchez anunció este miércoles que el estado de alarma que pretende alargar hasta finales de junio será «distinto». El presidente del Gobierno pretende que las modificaciones que se estudian colmen las demandas sobre todo de Ciudadanos y PNV, a los que defendió ... frente a las acusaciones de la oposición, pero también de Esquerra Republicana, a la que confía en recuperar para su causa tras la negativa de la pasada semana.
La petición de la nueva prórroga incluirá una relajación de las restricciones de movimientos, acorde con las fases media y final de la desescalada, y reforzará los aspectos de la cogobernanza para que los presidentes de las comunidades gestionen con mayor autonomía en sus territorios el tránsito hacia «la nueva normalidad». Esas son algunas de las ideas que se manejan en la Moncloa para mantener el estado de alarma, la herramienta jurídica a la que Sánchez no piensa renunciar, y al mismo tiempo atender las demandas de alivio que plantean los potenciales aliados.
La prórroga hasta finales de junio del estado de alarma que se votará en el Congreso el 20 de mayo debería ser la última siempre que la evolución a la baja de la pandemia se mantenga y no surjan rebrotes de contagios, apuntan desde el Gobierno. Sánchez confía en contar con la misma mayoría de 178 escaños de hace una semana y sumar a los 13 diputados de Esquerra Republicana. En la sesión de control al Gobierno del Congreso de este miércoles tuvo guiños para todos ellos. Y hasta hizo una apelación al PP para que se replantee el voto en contra.
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En su respuesta al diputado de EH Bildu Oskar Matute, pidió «no mezclar» el proyecto político «progresista» de su Gobierno con los eventuales apoyos al estado de alarma. Una diferenciación para quitar presión a Ciudadanos ante las críticas del PP por sus votos favorables. Desde FAES, la fundación que preside José María Aznar y cuyos planteamientos se han convertido en el catecismo político de Pablo Casado, se reprochó este miércoles al partido liberal que se haya convertido «en el correturnos de la mayoría Frankenstein». También advirtió a Inés Arrimadas de que aunque pueda estar satisfecha «por haber recobrado tanto foco mediático, no es seguro que todos acepten ese papel, tan útil para Sánchez, tan intrincado para Ciudadanos».
El Gobierno busca el apoyo de los liberales, pero sabe que nunca serán aliados incondicionales por las expectativas políticas que tiene ese partido y porque en muchos capítulos está en las antípodas del Gobierno. «No hay nueva mayoría», afirman en el grupo socialista del Congreso. Un aviso que se puso de manifiesto este miércoles mismo, cuando los diez diputados naranjas apoyaron un decreto de medidas económicas pero rechazaron otro de medidas de alivio para la justicia. Arrimadas así se lo explicó a Sánchez en la conversación que mantuvieron el martes cuando abordaron la nueva prórroga: «Le dije que 'a priori' no le garantizo el apoyo a nada, pero estamos dispuestos a ir hablando y negociando cosa por cosa». Para ampliar el estado de alarma, la líder de Ciudadanos, reclama en concreto un plan B jurídico que incluya algún instrumento legal alternativo.
El presidente del Gobierno también salió en auxilio del PNV durante el debate que mantuvo con su portavoz, Aitor Esteban, y defendió que la inclusión del País Vasco en la fase uno del plan de desescalada obedeció a motivos «estrictamente técnicos y no políticos», como se ha deslizado desde gobiernos autonómicos del PP (Andalucía y Madrid), pero también socialistas (la Comunidad Valenciana), y hasta dirigentes de Podemos.
Sánchez también tiene fe en contar de nuevo con el respaldo de los nacionalistas vascos y las palabras de su máximo dirigente alimentaron esa confianza. Andoni Ortuzar señaló el martes que «se puede hacer un estado de alarma muy pequeñito, muy 'light', vinculado a la movilidad, que permita confinar una zona si hay repuntes, pero el resto, con legislación ordinaria vigente».
Así las cosas con Ciudadanos y el PNV, el Gobierno y el PSOE van a echar el resto para que Esquerra reconsidere su negativa. El portavoz republicano en el Congreso, Gabriel Rufián, apuntó este miércoles que su partido está dispuesto a «recuperar la senda de diálogo» con el Gobierno para una abstención en la quinta prórroga. Toda una modulación de posiciones tras el portazo de hace seis días.
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