Sánchez redobla los guiños a ERC mientras busca retener a Ciudadanos

Mientras el Gobierno sigue sin vincular estos anuncios a la negociación de las Cuentas Públicas, desde el partido de Inés Arrimadas no cierran la puerta, pese a todo, a la negociación de un posible pacto presupuestario. Los liberales son conscientes de que necesitan volver a ocupar el espacio del centro político para recuperar al electorado perdido en las generales del 20-N y aislar al Partido Popular en la configuración de acuerdos parlamentarios.

Pero en Unidas Podemos presionan al ala socialista del Gobierno para alejar a Ciudadanos –y las condiciones que quieran añadir al posible pacto– y así cerrar filas con el resto de fuerzas de izquierda. Una tónica que se lleva repitiendo en el Congreso desde el pasado mes de enero y que solo se ha visto modificada por la necesidad de prorrogar los estados de alarma durante la pandemia de coronavirus. El primer guiño del nuevo Gobierno llegó con el establecimiento de una mesa de negociación entre el Ejecutivo y la Generalitat que se puso en marcha en febrero.

Aunque actualmente se encuentra en barbecho, el principal objetivo era resolver el conflicto político y decidir si Cataluña tiene o no derecho a votar en un referéndum de autodeterminación. También se ha dado un trato de socio preferente a ERCy a Bildu. Incluso la oposición acusó a Sánchez de vetar la visita del Rey a Cataluña en la entrega de despachos como un nuevo gesto al soberanismo.

Desde el otro lado de la balanza, el doble anuncio sobre el inicio de la tramitación de indultos y la revisión del Código Penal para suavizar los delitos de rebelión y sedición ha caído con una mezcla de sensaciones. En público, los independentistas defienden que la única solución que resuelve el conflicto es la amnistía y que esa será su apuesta hasta el final. Pero de puertas adentro la iniciativa se ha acogido con cierto agrado en las filas de ERC, que llevaban meses pidiendo gestos al Gobierno en materia de presos y de autodeterminación. Reconocen que el indulto, si se llegara a aprobar, significaría un avance en lo personal para los que puedan beneficiarse y el inicio de la desescalada y la desinflamación.

Desde el arranque de la legislatura, Esquerra lucha contra el sambenito que le intenta colgar JxCat de que apoya a un Gobierno a cambio de nada. La vía del indulto y la reforma del Código Penal ya no son cuestiones que vacían de contenido las reuniones de la mesa de diálogo, la gran apuesta de ERC y que Torra y Puigdemont han tratado de dinamitar para reforzar sus tesis de que con el Gobierno no hay nada que negociar. Justo el día después de que el ministro de Justicia hiciera el doble anuncio, la respuesta de los republicanos fue: «Es de bien nacidos, ser agradecidos». Junqueras ha pasado en un año de asegurar que «se pueden meter los indultos por donde les quepan» a reconocer que se trata de «soluciones», eso sí «parciales».

No obstante, los independentistas apuntan que están curados de espanto ante las promesas del Gobierno que luego se las acaba llevando el viento. Desconfían de las intenciones de Sánchez y no acaban de ver claro el juego a tres bandas, en que una semana se lanzan guiños a Ciudadanos y la siguiente, a la mayoría que hizo posible la investidura.