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Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo, en una reunión en enero de 2021. foto: efe | vídeo: ep

Sánchez y Feijóo abren un nuevo ciclo con su reunión de este jueves

El líder del PP, molesto por el «incumplimiento» de la rebaja fiscal y la gestión de la reunión, ofrecerá al presidente «estabilidad» frente a sus socios

Lourdes Pérez

Sevilla

Domingo, 3 de abril 2022, 12:21

Será un cara a cara tan cuajado de expectativas como incierto en su resultado. La reunión que celebrarán este jueves Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo en la Moncloa medirá hasta qué punto el nuevo ciclo que se abre con el ascenso del aún presidente ... de la Xunta de Galicia al liderazgo del PP, tras el cisma en el partido que ha sepultado el mandato de Pablo Casado, reorienta también el pulso de la legislatura entre el Gobierno y el principal partido de la oposición. Es decir: si más allá de las apelaciones a un PP «responsable», desde una orilla, y de la oferta de pactos de Estado con condiciones, desde la otra, Sánchez y Feijóo se aproximan ante el impacto de la guerra de Ucrania y en otras cuestiones de país. O firman, al menos, una tregua en las formas.

El mandatario gallego, que compaginará todavía durante un tiempo la Presidencia de la Xunta con la del PP en un complejo equilibrio, acudirá el jueves a la Moncloa tras despachar la víspera con el Rey en la Zarzuela y tras haber protagonizado, hace tres semanas, un primer contacto bilateral con Sánchez en el marco de la Conferencia de Presidentes de La Palma. Y lo que resulta más relevante: lo hará después del vacío que ha definido las relaciones entre Moncloa y Génova en estos dos años de legislatura, saldados con apenas un par de citas presenciales entre el jefe del Ejecutivo y Casado, su entonces interlocutor: la primera en febrero de 2020 y la última, ya en plena pandemia, el 2 de septiembre de ese mismo año.

En este tiempo, el cruce de monólogos entre el Gobierno y la oposición solo llegó a trocar en pacto para la renovación parcial del Constitucional y otros organismos del Estado. El desbloqueo del Consejo del Poder Judicial pendiente ha pasado a la trastienda en un contexto condicionado por la interinidad en el PP hasta la proclamación de Feijóo en el congreso de Sevilla y, sobre todo, por los estragos socioeconómicos provocados por la invasión rusa de Ucrania. Feijóo apenas ha deslizado en la capital sevillana una alusión genérica a ese tira y afloja limitándose a recalcar la exigencia de que sean los jueces los que elijan a su máximo órgano de gobierno.

La modulación en el tono opositor que ha imprimido Feijóo a su recién estrenado liderazgo –proyectado en aquel «no vengo para insultar a Sánchez, sino para ganarle» del lanzamiento de su candidatura– no se ha concretado en estas semanas de transitoriedad en un diálogo con el Gobierno con frutos tangibles. Aunque la cumbre de La Palma concluyó con un consenso de mínimos para una respuesta coordinada del Estado y las comunidades ante el impacto del conflicto bélico, el Ejecutivo lo interpretó como un espaldarazo a la hora de gestionar la crisis mientras que Feijóo se quedó con el compromiso –vago– de una rebaja de impuestos, el mantra de su estrategia económica.

A la luz del plan de choque promovido por Sánchez que descarta un recorte impositivo generalizado –un decreto cuya votación en el Congreso retará a los populares–, el líder gallego se siente «engañado» por Sánchez. Y su equipo constata que ese «incumplimiento» constituye un mal augurio ante la cita del jueves.

El «paripé» de la cumbre

Al «paripé» de La Palma y el desencuentro posterior por el giro en la política exterior española en el Sáhara, las fuentes consultadas añaden un motivo sobrevenido de malestar: el modo en que la Moncloa «filtró» el sábado las posibles fechas del encuentro y que propusiera en primer término este martes, el día en que comparece ante el Congreso de los Diputados vía telemática el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski. Dos gestos destinados, a ojos de los conservadores, a intentar «oscurecer» el protagonismo de Feijóo.

El mandatario gallego ofrecerá un diálogo institucional «permanente» a Sánchez y «estabilizar la legislatura» con eventuales pactos de país que desbaraten «la coartada» del presidente de que si depende de socios incómodos es por la cerrazón del PP. «El que tiene que mover ficha es Sánchez», despejan el balón en el entorno del jefe de la oposición, del mismo modo que fuentes socialistas se declaran a la espera de comprobar tanto «el rigor» del pactismo que predica Feijóo como su voluntad real de distanciarse de Vox y de aquellas corrientes en el PP –en alusión a Isabel Díaz Ayuso– más beligerantes contra la Moncloa.

Vestido en Sevilla con el traje de presidenciable, el nuevo líder del PP ha dibujado su apuesta por una oposición respetuosa en lo institucional y templada en los modos. Pero delimitando las líneas rojas en las que va a desenvolverse: Constitución; unidad del Estado en la diversidad autonómica; una economía con la citada menor carga impositiva; orillamiento de las alianzas con quienes, a su juicio, buscan romper España; y una ejecutoria política que abandone «el entretenimiento infantil».

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