Sánchez defiende abandonar la «vía judicial» en Cataluña por el «dolor» causado

El líder de los socialistas -que durante meses defendió que antes de exigirle nada a el independentismo debía sentarse a hablar y reconocer a los catalanes que no piensan como ellos y que llegó a prometer que recuperaría el delito de convocatoria de referendos ilegales- ha esgrimido hoy que, además de catalanes que se sienten «injustamente tratados» e «ignorados» por las instituciones de su propia tierra, hay en Cataluña un «sector amplio» de la población se siente «agraviado» porque no ve reconocida su «identidad». «Esos sentimientos - ha dicho- pueden tener mayor o menor racionalidad pero existen». Así ha justificado su cambio de estrategia.

Apenas unos minutos antes de que la ejecutiva de Esquerra, con cuya abstención cuenta para ser investido, se reuniera para decidir su respuesta a la decisión de la Junta Electoral Central de inhabilitar ya al presidente de la Generalitat, Quim Torra (condenado por desobediencia en sentencia no firme del TSJC) y de suspender la inmunidad parlamentaria de Oriol Junqueras, Sánchez ha insistido en su mano tendida y ha admitido que la crisis territorial es tanto producto de falta de «acomodo institucional de la diversidad de identidades que tiene nuestro país» como de las «debilidades y desgates acumulados de nuestro sistema autonómico», que se ha comprometido a tratar de «corregir».

Al igual que en el texto pactado con los republicanos, el candidato y presidente en funciones no ha mencionado la palabra Constitución, pero sí ha asegurado que lo que pretende es abrir un diálogo «honesto» y «amparado por la seguridad que otorga nuestro marco legal». Esa expresión es clave, porque en el acuerdo hecho público este jueves, el líder de los socialistas abrió la puerta a hacer modificaciones legales que permitan celebrar en Cataluña una consulta no prevista actualmente en el ordenamiento jurídico, aunque el secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, aseguró ayer que su partido no piensa en ningún caso en un referéndum de autodeterminación. Y en su primera frase, nada más subir a la tribuna, el propio Sánchez ha asegurado: «No se va a romper España, no se va a romper la Constitución. Aquí lo único que se va a romper es el bloqueo al gobierno progresista elegido democráticamente por todos los españoles».

«Todos sabemos que es necesario el diálogo. Que el diálogo debe partir del reconocimiento del otro. De la atención a sus razones. Que no hay otra forma de resolver este contencioso. No hay otra vía que a través de un diálogo que se desarrolle dentro de la Ley. La ley por sí sola tampoco basta -ha dicho Sánchez-; la ley es la condición, el diálogo es el camino». En ese punto, el líder de los socialistas ha apelado a todas las fuerzas de la Cámara, aunque sabe de antemano que ni el PP ni Vox ni Ciudadanos compartirán su apuesta.

Sánchez ha aducido además que no se puede asumir la crisis territorial como «dolencia crónica» que pasa de «generación en generación» pero ha evitado echar las campanas al vuelo. «No resolveremos súbitamente un problema largamente larvado durante la última década. Pero podemos comenzar a resolverlo con paciencia y constancia, templanza y responsabilidad, generosidad y empatía», ha alegado.

El candidato socialista también ha prometido, por otro lado, hacer frente a la otra crisis territorial «menos aguda», que es la causada por la desploblación. Un guiño a otros socios minoritarios pero necesarios como Teruel Existe o el BNG.