El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la reunión del Consejo Político Federal del PSOE, este sábado en Zaragoza. EFE

Sánchez fía a sus barones revertir el clima de fin de ciclo

El PSOE cree que mantendrá todo su poder autonómico en las elecciones de mayo previas a las generales de 2023

Domingo, 18 de septiembre 2022, 00:38

No siempre se ha entendido bien con buena parte de ellos. Es más, algunos, como el castellano-manchego Emiliano García-Page o el aragonés Javier Lambán, se han consolidado en su tierra proyectando un discurso que entraba claramente en colisión con el del Gobierno, por ... ejemplo, en lo que se refiere a la relación con las fuerzas secesionistas. Pero los barones del PSOE, afines o no, se han convertido ahora en la mejor baza a disposición de Pedro Sánchez para revertir, en los comicios autonómicos de mayo, la sensación de fin de ciclo sobre la que el PP trata de construir una alternativa.

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A expensas de cómo puedan evolucionar las cosas en los ocho meses que quedan por delante, en un escenario de elevadísima inflación, los socialistas se ven en condiciones de retener todo el poder territorial conquistado en 2019, lo que significaría gobernar en ocho de las doce regiones en liza (trece si Alfonso Fernández Mañueco cambia de opinión y llama de nuevo a las urnas). Es una cifra suficiente, sostienen en Ferraz, para diluir el efecto provocado por las victorias del PP en los comicios celebrados en Madrid en 2021, en Castilla y León, en febrero, y sobre todo, en Andalucía el pasado junio. «El PP adelantó las elecciones en tres plazas que le eran favorables para crear una clima que no se corresponde con la realidad de otros territorios», insisten.

La única comunidad sobre la que en la dirección del partido reconocen albergar ciertas dudas es la de La Rioja, en la que Concha Andreu gobierna con Podemos y el apoyo externo de IU. En las otras ocho –Asturias, Navarra, Castilla-La Mancha, Aragón, Comunidad Valenciana, Baleares, Extremadura y Canarias– el escenario es, a su juicio, mucho más prometedor.

Los socialistas ven muy asentado a Adrián Barbón en Asturias; no tienen ninguna duda sobre la continuidad de Ángel Víctor Torres en el archipiélago canario; aseguran que, en parte gracias a al división de la derecha, María Chivite lo tiene todo para repetir en Navarra –una comunidad que durante muchos años se les había resistido y que el PSOE conquistó en 2019 gracias a un polémico pacto con Geroa Bai, Podemos e Izquierda-Ezkerra que salió adelante con la abstención de Bildu–, y, a pesar de que Javier Lambán gobierna en Aragón en un a priori complejo cuatripartito con Podemos-Equo, CHA y PAR, dan por sentado que volverá a ser presidente. «Está muy fuerte», remarcan.

Cuando se desciende al detalle, los socialistas reconocen algunas sombras en otros territorios. Tanto a Ximo Puig, en la Comunidad Valenciana, como a Francina Armengol, en Baleares, se les podrían torcer las cosas no por su propio desempeño electoral, que «será bueno», subrayan, sino por el de sus socios. Ni Compromís ni Podemos pasan por su mejor momento y tanto lo que puedan hacer Mes como los morados en las islas supone, convienen, una incógnita.

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Voto diferenciado

Guillermo Fernández Vara, en Extremadura, y García-Page, en Castilla-La Mancha, son dos candidatos sólidos pero están obligados a ganar por mayoría absoluta porque en sus comunidades solo obtendrán representación tres partidos y el tercero en discordia será, en ambos casos, Vox. Hoy por hoy, en cualquier caso, las cuentas les salen, a pesar de que existe algún temor a que la política nacional contamine los comicios para mal. Ha ocurrido en otras ocasiones, pero la sensación general es que, cada vez más, los ciudadanos diferencian el voto en función del tipo de elección al que se enfrenten.

Sánchez, que el sábado reunió en Zaragoza a todos los presidentes autonómicos, los líderes territoriales, la máxima representación de los alcaldes y la ejecutiva federal socialista para sentar las bases de los programas con los que se concurrirá a las próximas elecciones, tiene, con todo, más ambición que la de que el PSOE se haga fuerte en sus actuales posiciones. Su meta es recuperar el gobierno en grandes capitales de provincia. E incluso en las últimas semanas ha alentado la idea, que no pocos en el partido observan con escepticismo, de gobernar en el Ayuntamiento de Madrid, en manos del PP desde hace 33 años.

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«En la Comunidad no tenemos opciones pero si Isabel Díaz Ayuso no consigue la mayoría absoluta e incluso pierde algún diputado y nosotros nos hacemos con la ciudad, al PP se le caerá el discurso», argumentan en la dirección socialista. Ese objetivo es el que ha llevado a Sánchez a descartar a la delegada del Gobierno, Mercedes González, como candidata, en busca de un cabeza de cartel con suficiente tirón como para devolver a su partido a la segunda posición (en 2019, con Pepu Hernández, también apuesta personal del presidente, quedaron cuartos). Todas las miradas se ciernen sobre ministros como Pilar Llop, Fernando Grande-Marlaska, Margarita Robles o Reyes Maroto. Pero fuentes socialistas admiten que el puesto resulta poco seductor para alguien que forme parte del Gobierno de España.

En 2019 el PSOE se hizo con 22 capitales de provincia. Sin embargo, solo gobierna en una de las cinco principales ciudades españolas: Sevilla. Sus expectativas son mantenerla, pese al avance del PP en los recientes comicios, y sumar, además, Barcelona –para algunos la más factible–, Valencia o Zaragoza. «Salimos a por todas», dijo a modo de declaración de intenciones el presidente en la apertura del curso.

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